OPINIÓN
La renuncia de Gustavo Quinteros obligó que la portada, el editorial y la columna vertebral noticiosa se basara en este tema la edición de ayer. No era para menos, esta situación provocó una serie de repercusiones que se manejaron mucho ayer. Hoy no hay tanto revuelo por el tema, ni tampoco por saber quién será el sucesor, a pesar que, sobre todo en las Redes sociales, se manejan los nombres de Julio Cesar Baldivieso y Xavier Azkargorta. Me percaté que en el hincha boliviano hay un marcado y notorio crecimiento en la madurez en como se está analizando el tema; hay tranquilidad, mesura y análisis ante la propuesta de elección entre uno u otro candidato que propone algún cibernauta, es gratificante leer opiniones de un universo vasto y variado que engloba diferente estratos, clases sociales con diferentes formaciones e influencias, destaco también la participación de las mujeres que, en alto porcentaje, se suman a este mosaico de opiniones y no desean quedar al margen en estas elecciones hipotéticas para medir la temperatura en las calles.
Si bien los porcentajes de participación no son significativos para elaborar científicamente una encuesta cuyos resultados sean válidos, sirven, sin lugar a dudas, para manejar ciertas tendencias que uno puede utilizarlas o no como variable o herramienta en el análisis que cualquier ciudadano puede realizar.
El 31 de mayo de este año, Gustavo Quinteros declaró en conferencia de prensa que si no estaba convencido de clasificar se iba a su casa. Esto fue antes de los partidos contra Chile y Paraguay, luego de la victoria de Chile en el Siles, salgo al frente afirmando que estábamos fuera de la eliminatoria, quedando expuesto a una serie de críticas, (normales por cierto) señalando que mi postura era fatalista, pesimista y extremista, el alejamiento de Quinteros termina por darme la razón, no mucho después de que estaba en el centro del huracán, luchando solo como turco en la neblina.
El se va, no por los días que reduce la dirigencia nacional al tiempo de trabajo, se va, desde mi punto de vista, por la gran presión que pesaba en su interior y se hizo insoportable.
El era consciente que ya no teníamos posibilidades y no le daba la cara para seguir manteniendo un discurso que tenía como bandera la posibilidad de seguir ganando en el Siles y aparte, ganar dos partidos en condición de visitantes; el discurso ya no daba para más. No creo que continúe la misma intensidad en el convencimiento del discurso conocido. A esto sume usted la posibilidad de dirigir afuera y el muy buen billete de por medio.
No hay que tener temor en manejar correctamente significados de palabras que engloban conceptos de la Real Academia Española, se fracasó y hay que replantear todo. Fracaso significa falta de éxito, resultado adverso, no llegar a buen fin… se dará cuenta que los tres conceptos encajan perfectamente en lo que pasó y sus consecuencias en la era Quinteros.
No me preocupa mucho quién se haga cargo, el que venga sabe que muchas opciones no tiene. Lo que me preocupa y en serio, es que el recién llegado nos ilusione de nuevo y nos provoque una vez más la pérdida de memoria.
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