Mujeres y niños los más afectados

Reacción policial violenta contra la vigilia indígena



Entre palos y naranjas que volaban hacia los uniformados, la reacción fue inminente. El gas y los chorros de agua disiparon a los marchistas y activistas, pero afectaron al campamento donde se encontraban los niños del Tipnis.
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Con el rostro cansado, cubierto con máscaras improvisadas, estampadas con la cara de la dirigente Bertha Bejarano, más de un centenar de madres indígenas de Tierras Bajas, caminaron desde la plaza Garita de Lima, en apoyo a las demandas de la novena marcha indígena. La medida fue acompañada por la organización feminista Mujeres Creando.

La columna femenina llegó, a la Plaza Murillo, a manifestar su protesta en la que exigían el paso libre de los marchistas hacia el centro político de la ciudad de La Paz. María Galindo, pegaba los pequeños carteles con el rostro de Bertha Bejarano en los escudos plásticos de los efectivos policiales, quienes respondían con sonrisas burlonas.

Por su lado, el titular del Ministerio de Gobierno, presentaba ante la prensa, el acuerdo firmado con al menos 20 indígenas del pueblo leco, que apoyan la construcción de la vía Cochabamba-Beni. Más tarde, el presidente Evo Morales se reunió con otro conjunto de comunarios de San Ignacio de Moxos, con quienes firmó un nuevo convenio.

En tanto, ante el cerco policial, los ánimos se ponían tensos, debido a la impotencia de los indígenas que exigían el diálogo con el Primer Mandatario. Dos mujeres, con lágrimas en los ojos gritaban y acusaban al Gobierno de ser agresor de los pueblos indígenas.

Las primeras agresiones se dejaron ver cuando los uniformados vertieron gas pimienta en los ojos de las mujeres. Ante este hecho, los comunarios se levantaron y furiosos arrojaron botellas de plástico, naranjas y palos de madera a los policías.

El presidente de la Subcentral Tipnis, Fernando Vargas, intentaba por todos los medios calmar los ánimos de los marchistas.

“Hermanos les pido tranquilidad , no caigamos en violencia, el ministro Romero y Quintana son los responsables”, decía mientras intentaba alejar a sus compañeros de la barrera policial.

Pero las agresiones continuaron y ante la mirada sorprendida de los indígenas, comenzó la gasificación provocando que transeúntes y comunarios corrieran a donde pudieran para refugiarse. Un grupo de voluntarios, entre médicos y funcionarios de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos evacuó a 92 niños y adolescentes hacia los predios de la Alcaldía, donde se instaló una televisión para difundir películas infantiles y así intentar distraer a los infantes.

“Son ocho niños que han sido afectados por el gas y tuvieron que ser auxiliados con tanques de oxígeno”, dijo la directora de Género, Tania Nava.

Seguidamente, un carro Neptuno vertió grandes chorros de agua, mojando a los marchistas y periodistas que realizaban la cobertura del hecho. Extrañamente, los gases y agua atacaron directamente al campamento indígena que se encontraba en inmediaciones de la Vicepresidencia, cuando el conflicto con las Mujeres Creando sucedía en la esquina de la calle Potosí.

“Esta es una orden del Presidente y de su gabinete, que no tienen pena de los niños que tienen sus camitas en las carpas y han gasificado y metido agua. Las Mujeres Creando estaban en otro lado y el gas nos llegó a nosotros, esto demuestra que sólo se buscaba reprimirnos”, aseveró el presidente de la Cidob, Adolfo Chávez.

Después de una hora, nuevamente los indígenas hicieron uso de la música tradicional de sus regiones para tratar de apaciguar el clima tenso vivido mientras un nuevo mitin de protesta se realizó en puertas de la Vicepresidencia, esta vez con representantes de la Coordinadora de Defensa de la Dignidad de El Alto.

 
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