Las ideas del marxismo leninismo llegaron a nuestra Patria en los años 20 del pasado siglo, con cierto retraso, de México y Chile, sus primeros expositores fueron José Aguirre Gainsborg y Gustavo Navarro (Tristán Marof); entre sus discípulos se destacó -entre otros- Alipio Valencia, de larga trayectoria como educador en colegios y universidades. Al producirse la Guerra del Chaco, estos primeros comunistas se negaron a asistir a la contienda, alegando que ésta era una resultante de intereses capitalistas, por lo que al concluir la guerra, los miles de ex combatientes los repudiaron y quedaron con el estigma de “anti patriotas”.
A fines de la década de los 30 del Siglo XX, se organizaron los partidos de inspiración marxista que seguían las dos corrientes principales en las que se dividió el comunismo internacional: el “trotskysmo” y el “estalinismo”, que seguían las ideas de León Trotsky y José Stalin, enfrentados ideológicamente en el seno de la Revolución rusa. Fueron el Partido Obrero Revolucionario (POR) y el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR), el primero se afincó en los distritos mineros de las grandes empresas de los “barones del Estaño” y los segundos en algunos grupos de universitarios y docentes, así como en otros de clase media.
En la Segunda Guerra Mundial, en Europa los países capitalistas, encabezados por Estados Unidos, se aliaron con la Unión Soviética para enfrentar a Adolf Hitler, y en consecuencia en Bolivia el PIR se alió con la derecha conservadora y derrocó y colgó en un farol de la Plaza Murillo al coronel Gualberto Villarroel, con lo que perdió apoyo en los sectores de trabajadores fabriles, mineros, ferroviarios, etc., que se volcaron a las filas del MNR. Este partido, luego de ganar las elecciones del año 1951 y de no entregársele el poder, accedió al mismo luego de tres días de lucha armada en las calles de La Paz y Oruro, donde el pueblo en armas derrotó al ejército al servicio de la oligarquía.
Luego de 12 años de proceso revolucionario nacionalista, los mismos comunistas, aliados esta vez con la derecha militar, el 4 de noviembre de 1964 derrocaron al proceso de la Revolución Nacional e instauraron el régimen de la restauración. Años después algunos grupos comunistas aparecieron en el gobierno de Juan José Torres y otros en la Asamblea Popular (remedo de los soviets), abriendo el cauce, por el clima de anarquía desatado, al septenio banzerista de corte conservador.
Volvieron al precario poder político con la Unidad Democrática Popular (UDP), de corta y mal recordada historia, con un cuadro de hiperinflación inédito de cerca del 20.000%. Fue en ese gobierno que el entonces presidente Hernán Siles Zuazo, en una reunión donde solicitaba el apoyo de otros grupos del nacionalismo revolucionario para su gobierno, expresó: “mis compañeros de la izquierda están dedicados a cuidar la faltriquera”.
Con el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) han retornado al poder los dispersos grupos de la izquierda marxista, tanto de la línea “moscovita”, como los de la “china”, etc., etc., en un régimen que no acaba -luego de seis años- de esclarecer una línea ideológica clara, pues sus contradicciones son tan llamativas, que un día se proclaman marxistas, socialistas, comunistas -como lo hizo el Presidente del Estado Plurinacional- y otros conviven con las empresas transnacionales; un día nacionalizan (?) empresas de capital privado, y otro solicitan inversiones al mercado de capitales.
Un día se proclaman defensores de la “madre tierra” y otro se empeñan en afectar un parque nacional protegido, para construir una carretera a pesar del rechazo de indígenas y opinión pública; un día rechazan al nuevo Gobierno paraguayo acusándole de golpista, cuando desde el poder se ha efectuado golpes a gobernaciones y alcaldías ganadas con el voto popular por la oposición.
Un día rechazan todo diálogo con la dirigente de la IX marcha del TIPNIS, con el argumento de algún antecedente penal y defienden a sus correligionarios con antecedentes por la misma causa; además el hecho de negarle representatividad a la dirigente del TIPNIS incumple la ley contra el racismo y toda forma de discriminación, pues está siendo discriminada por la comisión de un delito en el extranjero y fue cumplida la pena. Se persigue a ex autoridades civiles y militares por uso de gastos reservados, y se gasta recursos a manos llenas a fin de movilizar gente para apoyar sus políticas, cuando ya no hay esos recursos.
Se hace aprobar una Constitución Plurinacional y no se la cumple, en fin, un rosario de contradicciones ha hecho perder credibilidad al gobierno de los izquierdistas de corte marxista comunista cocalero. ¿Quién entiende al MAS?, seguramente ni los mismos masistas.
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