Tras nueva represión policial
Los principales líderes de la novena marcha indígena, mantuvieron una reunión en la víspera, de la cual surgió la decisión de mantener la vigilia en las calles de la ciudad de La Paz, hasta que el Gobierno atienda sus demandas. Durante la tarde, la novena marcha indígena realizó una movilización con apoyo de distintas organizaciones. La medida, luego de un enfrentamiento con la policía, terminó en un cabildo, en el cual se decidió radicalizar medidas con el apoyo de la Central Obrera Boliviana (COB).
Con las primeras sombras de la noche y luego de un enfrentamiento con los efectivos policiales, los representantes de la columna indígena, apoyados por las diferentes organizaciones que ahora los respaldan, determinaron permanecer en la ciudad de La Paz y radicalizar medidas a partir de un paro cívico nacional y una huelga general. Medidas que surgirían a partir de la COB, en caso de que el Gobierno no atienda los nueve puntos de las demandas de los comunarios de Tierras Bajas.
“Hemos decidido que la novena marcha permanezca acá hasta las últimas consecuencias”, decía la dirigente Bertha Bejarano, mientras los asistentes gritaban frases como “no están solos” y el “Tipnis se respeta”.
“En este cabildo decidimos llevar adelante un paro cívico nacional y una huelga general indefinida, hasta que el Gobierno atienda nuestras demandas, ya basta de este Gobierno que viola los derechos de los pueblos indígenas”, manifestó el presidente de la Subcentral Tipnis, Fernando Vargas.
En el departamento del Beni, ya surgieron las primeras repercusiones de este cabildo en apoyo al movimiento indígena. La Asamblea Cívica Departamental de esta región, que se reunió ayer en Trinidad, determinó convocar a un paro cívico de 24 horas, la próxima semana en toda la región como una medida de apoyo a la IX marcha indígena en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis).
Más de 3.000 personas, participaron a través de 10 organizaciones (Central Obrera Boliviana Universidad Mayor de San Andrés, Magisterio Urbano, Caja Nacional de Salud, entre otros), en la movilización en defensa del territorio del Tipnis que concluyó con un enfrentamiento de 300 efectivos policiales que resguardaban las calles adyacentes de la Plaza Murillo.
Minutos antes de que hechos violentos nuevamente se suscitaron entre policías, activistas, organizaciones e indígenas, el presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), Adolfo Chávez aseguraba al cerco policial, que no “pretendías enfrentarse con nadie”.
Sin embargo, la marcha se dividió cuando un grupo de activistas y miembros de la guardia indígena, empezaron a lanzar grandes piedras, botellas y otros objetos contundentes hacia los uniformados. Los efectivos lanzaron bombas de gas lacrimógeno, afectando a transeúntes, periodistas e indígenas que se encontraban cerca. El saldo fue de dos marchistas que fueron trasladados al Hospital La Merced, debido a la inhalación del gas.
Pero no fueron los únicos afectados. Las mujeres y niños sufrieron las consecuencias de la violenta represión y policial y nuevamente tuvieron que evacuar a los predios de la alcaldía.
“Es parte de la lucha y eso no podemos negarlo. Sin embargo, es una lucha desigual porque ellos tienen gases, armas, tanques, estamos simplemente gritando y reclamando justicia”, afirmó Fernando Vargas.
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