Durante la movilización realizada en la víspera, en la que participaron indígenas de la novena marcha indígena respaldados por organizaciones sociales, se registró el saldo de dos personas indígenas y dos niños que se desmayaron como producto de la inhalación del gas que lanzaron los efectivos policiales cuando la marcha se tornó violenta.
Ambas personas tuvieron que ser trasladadas por los paramédicos que asisten a los marchistas a los hospitales de Clínicas y La Merced, respectivamente. Hasta el momento el diagnóstico es estable.
Conforme avanzaba la columna de marchistas y al notar que el cerco policial se mantenía firme y no les permitía el paso, tanto miembros de la guardia indígena como activistas y miembros de organizaciones comenzaron a arrojar piedras, botellas y otros objetos contra los policías.
Los efectivos gasificaron y lanzaron grandes chorros de agua desde los carros Neptuno. Peatones, marchistas y periodistas corrieron a refugiarse en negocios, restaurantes y en cualquier lugar cerrado para resguardarse de los efectos del gas.
En tanto, las mujeres y niños que se encontraban en la vigilia instalada en puertas de la Vicepresidencia del Estado, sintieron los efectos de la arremetida policial.
“Mi hijo dijo que sentía que le dolía el estómago y la nariz, y era el gas. Cuando todos empezamos a sentir el gas, corrimos hacia la Alcaldía. Mi niño se desmayó y reaccionó cuando le dieron oxígeno ” manifestó una madre indígena.
“Por correr agarrando a mi hija, yo me caí, ella se desmayó por el gas, me asusté porque no sabía qué hacer para que reaccionara, sólo cuando le pusieron oxígeno empezó a respirar”, citó otra madre indígena.
Nuevamente, el personal de la Alcaldía Municipal, instaló un televisor para que los niños pudieran ver unos dibujos animados mientras se recuperaban de lo que se consideró un “nuevo atentado contra los indígenas”.
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