Punto aparte
La economía de Bolivia disfruta desde hace seis años de una bonanza que jamás tuvo antes. A pesar de tan afortunada situación, se halla lejos de que sea sostenible, porque tiene frenos institucionales que no permiten su desarrollo sostenible.
A estas conclusiones centrales llega el Informe de Milenio sobre la Economía, Gestión 2011, cuya entrega pública se hizo efectiva el martes último. La publicación del documento auspicia la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania.
En el desarrollo de aquel tema, se expresa que la institucionalidad está constituida por las reglas del juego que, en unos casos, establecen los incentivos bajo los cuales las sociedades y los individuos toman decisiones, y, en otros, producen frenos y/o restricciones.
La institucionalidad de un país está conformada por restricciones formales, como son las reglas, leyes y constituciones. Sus efectos dependen del grado en que se las aplican y cumplen.
Los estudios especializados establecen que aquellas economías que alcanzaron resultados positivos, en concepto de mayor crecimiento y desarrollo, lo consiguen cuando tienen un sistema judicial imparcial, los derechos de propiedad son fuertemente respetados, gozan de estabilidad democrática, los sectores público y privado trabajan de manera coordinada, la elite política está restringida, tanto por recursos como por un sistema de rendición de cuentas transparente, en tanto que los niveles de corrupción son bajos y mejor si no existe.
El Foro Económico Mundial se constituyó en los últimos 30 años en herramienta útil para evaluar el grado de institucionalidad de un país. El Reporte Global de Competitividad (RGC), que emite cada año, indica que la competitividad de los países se define sobre la base de las instituciones políticas y los factores de producción, que necesariamente tienen que derivar en altos niveles de productividad. De ésta deviene la riqueza y, a la postre, el progreso de los pueblos.
De acuerdo con el RGC 2011-2012, la calificación del ambiente institucional en Bolivia es de 3,1 sobre 7, puntaje que lo ubica en el puesto 123 de 142 países evaluados. Es decir, el puntaje de Bolivia es superior al logrado por 19 países, pero inferior al alcanzando por 120 países.
Otros indicadores cruciales para el desarrollo son el Índice de Libertad Económica (ILE) y el ambiente para las inversiones. En el análisis de 2012, acerca de las políticas económicas en 184 países, Bolivia está ubicada en el puesto 146. En cuanto a inversiones, la protección que reciben en el país es menor al promedio latinoamericano. Y en transparencia presenta el valor más bajo, lo que se entiende como indicativo de ausencia de la misma.
Bolivia tiene, en suma, el desafío de asegurar su calidad institucional. Es primordial que consolide las instituciones que generan los incentivos correctos, para que en el ámbito económico exista mayor producción, se registren mayores ingresos, se alcancen tasas de crecimiento elevadas y sostenidas, y así sea posible mejorar el progreso nacional, con bienestar económico y social para todos.
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