Con nombre y apellido

El suizo Roger Federer conquistó su séptimo título en Wimbledon y es nuevo número uno del tenis mundial al vencer en la final al escocés Andy Murray, por 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4, en tres horas y 24 minutos.

El suizo compartirá con Sampras, cuando se actualice el ránking de la ATP, el récord de 286 semanas como número uno del mundo.

Murray saltó a la hierba dispuesto a revolucionar el orden establecido y se impuso al resto en el primer juego ante un Federer condenado a remar contracorriente en el primer tramo de su octava final de Wimbledon (más que ningún otro jugador en la historia).

Federer severo en los compases, fallaba demasiados servicios y veía cómo el escocés, lejos de sentirse presionado por las exigencias del público local, cometía menos errores no forzados y colocaba más saques directos.

Lo que se le pedía al héroe local, sin embargo, no era sencillo, pues solo un tenista se impuso hasta ahora a Federer en la final de Wimbledon, el español Rafael Nadal, una gesta en la que el mallorquín invirtió casi cinco horas en 2008.

Murray conocía perfectamente lo que es imponerse a un tenista que ya acumula 17 grandes torneos en su palmarés, dado que lo hizo en casi la mitad de las ocasiones en las que se enfrentaron (ocho victorias Federer por siete el británico, sin contar la final jugada ayer).

El camino se encontraba cuesta abajo para Murray cuando la central, silenciosa como un teatro durante el juego, estalló en aplausos al tiempo que el juez de silla, el español Enric Molina, otorgaba el primer set a Murray por 6-4 tras casi una hora de juego.

El suizo veía cómo aquellas bolas, que en la semifinal contra el serbio Novak Djokovic había logrado colocar en la línea, quedaban esta vez algo largas o se atascaban en la red.

Murray, sin embargo, no desconfió lo suficiente de Federer, un nombre relevante en la historia del tenis moderno que, a sus casi 31 años, parece aún lejos de haber levantado su último trofeo.

El segundo set se le escapó al escocés tras exhibir durante 54 minutos un tenis apasionado que no le bastó para superar a un Federer, encendido y con las riendas de la final aseguradas.

El sexto juego de la tercera manga fue el punto de inflexión que perturbó definitivamente a Murray: Con 0-40 en contra, el suizo se ofuscó en remontar ese juego al resto, y se lo adjudicó, tras una batalla de 20 minutos, en la sexta bola de rotura.

Bajo el techo de la pista central, tras un parón de 40 minutos por la lluvia, el héroe local se golpeaba la frente con la palma de la mano tras fallar algunas bolas claras, incrédulo ante el giro que había tomado un choque que controló durante una hora, y en el que no supo hallar los recursos para enderezarlo de nuevo. EFE