En el articulo “Censo, casillas y nuevas formas de discriminación (I) de la semana pasada mostrábamos los limites de una aproximación correcta al problema de la identidad. Los problemas suscitados en Mallku Q’uta muestran la no correspondencia entre el Estado y las estructuras políticas de los ayllu; lo que devela una vez más la ignorancia en la comprensión de la estructura social y su dinámica en el país. La CPE con todas su imaginaciones es subvertida y entra en el mundo de lo absurdo con el movimiento del Tipnis y Mallku Q’uta. Estos problemas ciertamente están relacionados con el problema de identidad y el carácter del Estado.
Existe la necesidad de otro enfoque, otra manera de ver las cosas. Es evidente y se constata en Bolivia la presencia mayoritaria de Aymara-quechua desde la fundación misma de la República. La dominancia y el carácter de estas sociedades se constituyen en el transcurso de la historia la base social y cultural para ocupar el territorio y producir la identidad y ahora es el signo distintivo de la identidad boliviana.
Un discurso peligroso ciertamente, pues cuestiona la manera de pensar la sociedad Boliviana, cuestiona al indigenismo que en estos últimos tiempos ha escamoteado esta identidad con el lema de: “Indígena, originario, campesino”, discurso en el que caen cientos de intelectuales y campesinos ya sea por comodidad o por alienación. Y cuando los ayllus reclaman sus derechos de origen (Mallku Q’uta), los indigenistas se encuentran desarmados ante la contradicción Estado-estructuras de poder de los Ayllu.
¿Entonces qué es la identidad Boliviana? ¿Y qué tiene que ver kolla? Responder a estas interrogantes, es el reto; estamos seguros que algunos no apreciarán, sin embargo es necesario de entrada plantear la identidad kolla como la base de la bolivianidad, no sólo en la parte occidental del país sino también en el oriente. El describir esta evidencia y relacionar con la conjetura, no sólo cuestiona el vocabulario “indígena, originario, campesino”, sino también el discurso feudal de que “todos somos mestizos”.
La pregunta para los tiempos de la moda plurinacional es: ¿Cuál la figura que distingue a Bolivia en el mundo? Lo que está en juego es la cuestión de la identidad nacional. Esto nos obliga a exponer las evidencias y dar los elementos fácticos de la reproducción, el rebrote y el enraizamiento cultural. Es innegable que la expansión y asimilación que opera la cultura kolla avanza muy rápido, es un proceso irreversible; todo el territorio está ocupado por gente que avanza desde los andes y llega al ultimo rincón de Bolivia; vemos un país y una sociedad construyendo su identidad para el siglo XXI. El elemento distintivo que se impone es la reproducción cultural kolla; algunos podrían reaccionar furiosos contra esta proposición y desesperados dirían: “Bolivia tiene 36 nacionalidades”, unos son “chapacos”, “cambas”, y “indígenas”. Ningún desplazamiento, es de hombres y mujeres sin identidad, ninguna reproducción social, cultural y económica se realiza sólo con agentes sueltos; cada uno lleva su historia marcada en la mente y el cuerpo, y su estrategia de vida empuja al despliegue y crea zonas de contacto económico y cultural sin abandonar el punto de partida que es el ayllu.
Las prácticas culturales de sociedades abiertas se imponen; con su fuerza incorporan las pequeñas comunidades que encuentran a su paso y aún más rápido si estas funcionan como sociedades cerradas. ¿Quien ha visto chimanes o yurakares sembrando quinua y haciendo comercio por el altiplano? Mientras esto ocurre, muchos continúan imaginando sociedades “indígenas” estancadas en el tiempo, acantonadas en el espacio y envueltos con bondades y arcaísmos modernizados del buen salvaje. El mundo kolla en su desplazamiento es mercader, artesano, obrero, agricultor, empresario, profesionales… etc.
En su recorrido establece, posiciones; adquiere cuerpo, crea, traslada su cultura, su música; teje relaciones de parentesco, relaciones culturales, se adapta e impone su habitus. Este avance es el proceso de la dominancia kolla; quien ignore este proceso se encuentra en el mundo de los prejuicios feudales y por tanto niega identidad boliviana. En la plástica está presente lo kolla, en literatura, música y lenguaje existe el retorno al imaginario y al ritmo cultural kolla, los proyectos, aspiraciones, la rebelión están destinadas a la afirmación de lo kolla; el comercio es el medio que le permite explorar e enraizarse en todos los rincones de Bolivia, Si el 80% de la población cruceña es kolla, lo camba no es nada mas que el deseo kolla de reivindicación regional.
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