El ejecutivo de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), Adolfo Chávez, lamentó haber vivido las primeras fricciones con el Gobierno y la traición que sintieron los pueblos indígenas, no sólo con la represión policial en Chaparina, sino en otros acuerdos que el Ejecutivo no cumplió.
Recordó que la primera traición al pueblo indígena fue con los escaños, cuando el ahora ministro de Gobierno, Carlos Romero, había prometido otorgar representatividad a los dirigentes indígenas en algunas carteras estatales.
Asimismo, dijo que la octava y la novena marcha fueron los puntos donde se quebró mucho más nuestra relación con el Gobierno, “nos ofrecían muchas cosas, pero a cambio había que ponerse la casaca del MAS y eso no lo podíamos hacer”, dijo.
Adolfo Chávez, de 41 años de edad, tiene cinco hijos y vive junto a su familia, en la provincia Iturralde del departamento de La Paz, un lugar de la Amazonía, donde se sostiene con la siembra del arroz, maíz, yuca, plátano y la crianza de gallinas.