La ciudad de La Paz es orgullo de Bolivia por su belleza natural, al estar rodeada por el majestuoso nevado Illimani. Esta urbe lentamente se va transformando en una metrópoli moderna. Su población alcanza a más de un millón de habitantes y es la sede del Gobierno central. Su trabajo laborioso hace que cada día aparezcan en la ciudad construcciones espectaculares. Su topografía es particular, con una arquitectura moderna, propia de una urbe situada a 3.500 metros sobre el nivel del mar. La visión nocturna que ofrece, al descender desde El Alto, es única en el mundo, causando asombro y admiración, especialmente en los turistas que llegan por primera vez.
Al celebrar La Paz otro aniversario del grito libertario del 16 de Julio de 1809, la figura de Pedro Domingo Murillo emerge como símbolo de la liberación en América sojuzgada por el dominio español. Las paginas más brillantes y sombrías de la historia de Bolivia fueron escritas en La Paz, ya que esta ciudad abatió a muchos dictadores y tiranos, como Mariano Melgarejo, quien asumió el poder en diciembre de 1864, derramando sangre. Centenares de ciudadanos murieron por su capricho personal, al considerarse dueño de vidas y haciendas.
Cuando quería, hacia ricos a sus secuaces, entre ellos a doctores y militares. A los indígenas los atacaba para quitarles las comunidades y entregarlas a sus correligionarios. Este tirano se rodeó de lo más descollante del civilismo, el cual lo aprovechó constantemente. Los chilenos se aprovecharon de la ingenuidad provincial de Melgarejo, haciéndole honores y dándole títulos por doquier, conociendo su vanidad e ignorancia. Era valiente en batalla, pero sin preparación intelectual. Chile acreditó la primera misión diplomática en Bolivia, a la que Melgarejo recibió como si fuera un legado pontificio. Aprovechando su falta de conocimientos, los chilenos lo hicieron su aliado personal, halagando sus pasiones, mediante el Tratado de Límites de 1866 que fue motivo de discordia. Se culpó a Melgarejo por no haber sido asesorado por su grupo palaciego, entre ellos Juan Muñoz Cabrera, siendo más infausto y lesivo el Tratado de 1867.
Sin embargo Melgarejo recibía dinero a sabiendas de agiotistas especuladores del guano y del salitre: antes y después de los tratados de 1866 y 1867. Gastaba alegremente la plata en borracheras. Pero todo terminó cuando se produjeron las barricadas en Potosí el 28 de noviembre de 1870 y el levantamiento paceño en armas contra el tirano Melgarejo el 15 de enero de 1871, despojándole sangrientamente del poder. El tirano se dio a la fuga, siendo perseguido tenazmente por los indios.
El pueblo paceño adquirió su fama de cuna de libertad y tumba de tiranos. A estos acontecimientos les sucedieron otros, en los que siempre estaba presente el pueblo y por ello La Paz es la historia vívida de Bolivia, siendo una de las ciudades más revolucionarais, con diversos procesos políticos. Recordemos la Revolución Federal encabezada por el Gral. José Manuel Pando, quien después de varias acciones militares dio en la batalla del Segundo Crucero, el 9 de abril de 1899, el triunfo al ejército Federal, que significó el derrocamiento de Severo Fernández Alonso y el cambio de gobierno a La Paz, que hasta entonces estaba en Sucre.
Ante la proximidad de un nuevo aniversario cívico de la ciudad de La Paz, llamamos a la cordura y serenidad al Gobernador y Alcalde, para que depongan sus diferencias políticas y se aboquen a la celebración de las fiestas julias.
El autor es exdocente de la UMSA.
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