En La Paz, crisol de la nacionalidad, se funden todas las energías dispersas de la nación y no hay boliviano que en su territorio no tenga oportunidad para progresar, sin discriminación, como profunda negación del regionalismo.
El territorio paceño es una síntesis ecológica y un emporio de insospechadas riquezas naturales que espera la mano del hombre, el incentivo económico y la técnica para el autoabastecimiento de la región y también mejorar la estructura productiva del país.
El hábitat paceño tiene una superficie de 133.985 Km2 con 20 provincias, en las cuales están presentes altiplano, valles, yungas, subtrópico, cuyas potencialidades no han sido dimensionadas en su totalidad. La Paz, al contrario de lo que algunos políticos creen, no es solamente una región altiplánica o exclusivamente aimara.
Por sus magníficas condiciones la provincia Iturralde puede darnos una alta producción de arroz, maíz, cítricos, soya, caña de azúcar -particularmente-, algodón, maderas finas y ganado vacuno de alta calidad. En la provincia Franz Tamayo por su clima y suelo pueden florecer empresas agroindustriales o asentarse unidades productivas rentables. De San Buenaventura ya no se puede decir mucho porque su efecto multiplicador está establecido y fue ampliamente expuesto en reiteradas oportunidades, particularmente por el Comité Pro La Paz que presidiera el ilustre patricio Jorge Carrasco Villalobos.
El Ingenio Azucarero proyectado a 15 Km. de San Buenaventura a orillas del río Maije es un sueño siempre postergado desde 1971. Se estableció la posibilidad de instalar una molienda de 160.000 toneladas de caña de azúcar, una planta de alcohol de alta capacidad, un establo ganadero con 2.840 vacas lecheras que producirían 56.800 litros por día, además de otra planta productora de forraje para ganado. El Complejo de San Buenaventura no caminaría solo, ya que aparejaría la instalación de un complejo pesquero en el río Caijena, con variedades de pacú, corbina, sábalo, dorado, surubí y otras especies.
En otra materia, se ha evidenciado que todos los ríos que bajan de la Cordillera Real hacia la cuenca Amazónica contienen yacimientos auríferos. Años atrás un Simposio del Oro realizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la UMSA dio clara evidencia de la famosa riqueza mencionada, ahora explotada anárquicamente por “barranquilleros” y algunas cooperativas sin ningún o escaso beneficio para el Estado.
En el presente, el desarrollo agropecuario del altiplano es el mismo de los tiempos primitivos. Se carece de capital para promover la producción y elevar los índices de productividad. Si consideramos que las tierras del altiplano son pobres y que el “humus” o “mantillo” tiene un rendimiento menor al 50% que otro género de tierras, ¿por qué no se impulsa las “granjas experimentales” o “microclimas” con nuevas modalidades técnicas, calendarios de trabajo, uso de semillas mejoradas y riego mediante presas?
La mayoría de los ríos del altiplano arrastra gran cantidad de agua en época de lluvias, entonces el objetivo debe ser la acumulación del líquido mediante pequeñas represas establecidas en Omasuyos, Camacho, Ingavi, Pacajes y Aroma.
Es necesario retomar la industrialización del pescado en el Lago Titicaca, algunas de cuyas especies han desaparecido o están en proceso de extinción. La CAF aprobó asistencia económica no reembolsable de $us. 248.000 para evaluación de recursos pesqueros, cuya rentabilidad pudiera beneficiar a las poblaciones ribereñas del lago sagrado. Lamentablemente el proyecto quedó en el archivo.
De los olvidados pero potenciales valles que se hallan en las provincias Inquisivi y Loayza bastará decir que su postración es suicida por falta de apoyo estatal. Sus características vitivinícolas, frutales y de otros productos agrícolas no han sido explotadas en su dimensión diversificada, por lo que las industrias de vinos y licores, en auge en épocas pasadas, han ido desapareciendo.
Frente a esta cruda realidad que está por encima de los afectos o desafectos políticos, sólo cabe introducir audaces modificaciones a las instancias institucionales del desarrollo regional, para que esta agonía termine con la aplicación de una alta cirugía de carácter técnico-administrativa que haga posible una nueva visión del desarrollo paceño y de sus proyecciones de crecimiento para beneficio de la región y del país.
Se hace imprescindible dejar de lado los planteamientos discursivos y reuniones puramente deliberativas en cuanto toca a los intereses del departamento. Es necesario dar a La Paz una respuesta del tamaño de su atraso.
La primera autoridad del departamento, investida de su status de Gobernación y Autonomía, por encima de todo tipo de centralismo político, tenemos la seguridad que asumirá el papel rector que tanto estamos esperando los paceños para que nuestro departamento reclame sus derechos por su contribución al bienestar de la Patria.
La Paz es el centro gravitante de la dinámica nacional, inclusive con mengua de sus propios intereses, por lo tanto el Estado tiene que darle todo lo que le ha sido negado, sobre la base de realidades tangibles y no sobre retórica y simples quimeras del entusiasmo momentáneo, puestas de manifiesto en concentraciones políticas.
La paceñidad estará pendiente de cuanto hagan sus autoridades para alentar obras positivas o criticar sin tregua todo aquello que afecte a La Paz en lo que toca a su destino como Cabeza de la Nación.
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