Ernesto Millán Bernal
El título, bastante sugestivo, tiene las dos acepciones que puede darle el amable lector. Comenzamos a expresar que es necesario ensanchar la ciudad de La Paz, ya que la misma mantiene una topografía ajustada a un viaducto central, que une o divide según se quiera interpretar. Sin embargo de ello, dependiendo totalmente de esta avenida central, la que en horas pico se halla completamente congestionada y en las que no lo son también, pero en menor grado, se aduce que el número de automotores es el culpable de tal descalabro.
No lo creo así, ya que a mayor crecimiento poblacional, mayor número de personas con vehículos, las que deben transitar desde sus hogares hasta sus fuentes de trabajo. Pero tomando en cuenta el concepto de primer orden, un automóvil es una necesidad, más que un símbolo de progreso o de estatus. Entonces, hay que adecuar los servicios a las necesidades siempre crecientes de lograr mayor movilidad.
No olvido la “posibilidad” de realizar el proyecto de embovedar todos los ríos y hacer de La Paz una ciudad plana… pero hay una gran diferencia entre pensar y hacer posible estas obras. Esto no es nuevo sin embargo, dada la precaria situación tanto de la Municipalidad como del Estado, que son incapaces de financiar estas construcciones.
¿Cuánto tiempo podríamos esperar hasta tener la capacidad de poder endeudarnos con un empréstito para llevar a cabo todo el proyecto?, muchos años. Mientras tanto, ya podríamos estar gozando de las bondades de acercamiento que significan los puentes en las diversas calles y avenidas que son cruzadas por los múltiples ríos.
Y la necesidad de mayores asentamientos habitacionales bien puede ser resuelta con la habilitación de zonas que en un principio eran o son inviables por la falta de vías de comunicación. Y éstas se encuentran en las laderas de los ríos principales que cruzan a esta ínclita ciudad.
Y en este sentido anotamos, asimismo, la necesidad de terminar el puente que nos une con el departamento de Cochabamba, yendo por la zona sur de la ciudad de La Paz, que además conecta con los Yungas a través de La Asunta. Ninguno de los habitantes de La Paz tiene que pagar por conflictos de quienes en su tiempo tuvieron en sus manos la oportunidad de hacer esta conexión caminera, asfaltada por cierto, y dejarla inconclusa, la misma que ahorraría en casi la mitad el tiempo de un viaje a la ciudad del Valle.
Otra necesidad es la construcción del puente en Tiquina, dejando estos lugares para granjas piscícolas, o como sitios turísticos para visitarlos expresamente, o ser inicio de travesías en medianas embarcaciones navegando por el Estrecho o el Lago, con muelles expresos para tales fines.
Un puente de prioridad es el de la conexión de San Buenaventura a Rurrenabaque, haciendo que sea fluido el movimiento de vehículos hacia los departamentos de Beni y Pando.
Y aquí viene la otra acepción del título, pues se hace imprescindible llevar paz, tranquilidad a esta ciudad, sede del Gobierno, que en los últimos tiempos se ha hecho “acreedora” al maltrato de quienes, por un motivo u otro, se dan el lujo de invadir las calles de la ciudad, haciendo bloqueos o marchas de protesta. De la misma manera, los caminos del departamento son objeto de bloqueos relámpagos o indefinidos, resultando muy perjudicado el mismo pueblo, aquél que nada tiene que ver con la resolución de problemas de diversos sectores sociales.
Esta manera de protestar afecta a una actividad que trae dividendos para todas las localidades que tienen atractivos para visitar, sí, nos referimos al turismo. Es que hasta ahora no nos damos cuenta de la gran ventaja que tenemos, brindada por la naturaleza, de poder llevar a osados turistas ya a un nevado cercano, bajar al valle en cuestión de minutos o entrar al trópico con un poco más de tiempo. Estas facilidades las desaprovechamos y también perdemos ingresos económicos, por esta clase de inconvenientes mayores, que alejan al turista y ponen un sello rojo de restricción no sólo a esta región, sino al país.
También es de imperiosa necesidad volver a tender la línea del ferrocarril Guaqui - El Alto - ciudad de La Paz y conectarla con el servicio de trenes al interior, a fin de llegar en un futuro inmediato vía transporte intermodal al puerto de Ilo y otros del Perú.
Y para terminar saludo a esta ínclita ciudad, en la fecha gloriosa del 16 de Julio, no sólo importante para La Paz sino para América toda, ya que aquí se dio el primer grito libertario. Un deseo: que se haga realidad la reforestación total del altiplano, de esa manera estaremos dando a los demás departamentos el ejemplo para que vuelva a ser una sabana llena de árboles de madera noble, como pino, roble, mara y otros.
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