La noticia de perfil
Cuando mi comadre leyó para mí la noticia aparecida en los periódicos anunciando el regalo de nuestro amado Evo de un teleférico que unirá a las ciudades de La Paz y El Alto lancé por los aires mi grito de mariachi de “¡¡¡ay, ay, ayyy Jalisco no te rajes!!!” y me abalancé sobre la desprevenida cholita cochabambina a quien desaté sus trenzas, revolví su negra cabellera y me puse a bailar con ella a los compases de un corrido mexicano hasta que ella cayó exhausta en el sofá de mi living, mientras yo descorchaba una botella de champaña.
Luego caí en un profundo sopor, lo que la obligó a llamar por teléfono a mi psiquiatra de cabecera, el famoso doctor Marcelo de La Quintana, quien le dijo que me pusiera en una camisa de fuerza mientras él llegara a mi casa, pues mi demencia podría ser peligrosa.
Mientras llegaba el galeno, la joven y fuerte cholita me redujo con dos sopapos, me ordenó con enérgica voz que “no me hiciera el loco con ella” y me obligó a beber en una mamadera la champaña que yo había descorchado, para luego meterme en mi lecho conyugal, mientras yo seguía pronunciando frases incoherentes de “tendremos un teleférico el año 2014, Evo es millonario, Evo es generoso y Evo será presidente el 2014”.
Como los psiquiatras se encuentran muy ocupados este último tiempo, pues se hallan atendiendo a muchos policías heridos, a varios ingenieros y profesionales que fueron secuestrados y torturados en Mallku Khota y a algunos marchistas del TIPNIS que fueron tratados con rigor luego de haber caminado 62 días sin ser escuchados, mi psiquiatra demoró en llegar, tiempo que ella aprovechó para tratar de curarme, al estilo de nuestros amigos yatiris.
Mi comadre comenzó por contarme que en Cochabamba tienen un teleférico hace mucho tiempo y que lo utilizan los turistas para subir hasta el Cristo de la Concordia. En medio de mi delirio pude decirle: “es que los teleféricos son para eso y no para trasladar diariamente a cientos de miles de personas, pues las cabinas son pequeñas”. Macacha no quería contradecirme por temor a que la agrediera furiosamente. Con voz sombría le dije: “los marchistas de La Paz y El Alto lo primero que harán será cortar la energía eléctrica que utilizará el teleférico y los ocupantes nos quedaremos colgados en el espacio durante horas y tal vez días”. La cholita me dijo: “sí, compadre, así podría suceder”.
Mirando al vacío dije a mi comadre: “el Evo Morales debe estar muy rico para regalarnos 230 millones de dólares...”. Ella no quiso contradecirme y me dijo resignadamente que yo tenía la razón, sabiendo que yo estaba loco. Para concluir ese triste diálogo dije a la cochabambina: “me parece extraño que nos entregue el teleférico el año 2014, que es un año de elecciones y que Evo necesita ganar las elecciones en La Paz y El Alto...”. Mi comadre me miró con mucha tristeza al escuchar mis observaciones acerca del teleférico que el Evo nos regalará, pero felizmente en ese momento llegó mi psiquiatra de cabecera que sanará temporalmente mi mal.
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