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Tipnis: un “Resabio Colonial” socorre al proceso de cambio

Por Clovis Díaz


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La Paz, Julio (EL DIARIO).- Ironía de la Historia: un resabio colonial acudió en socorro del gobierno boliviano, aislando a los componentes de la Novena Marcha del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), estacionados en La Paz.

Se trata de los “corregidores” que en número de cuarenta y cinco, con tuición en el Tipnis, firmaron un Acta de Entendimiento, aceptando la consulta previa destinada a establecer o no, la construcción de una carretera que atravesaría el mencionado espacio territorial.

Los corregidores, asistieron la noche del martes 3 de julio 2012, a una reunión de alto nivel con los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana; de Gobierno, Carlos Romero; de Obras Públicas, Vladimir Sánchez y de Medio Ambiente, Felipe Quispe.

Los corregidores suscribieron el Acta, en representación de la Subcentral Tipnis; Subcentral Sécure y Consejo Indígena del Sur (Conisur). El Ministro de la Presidencia, dijo en esa ocasión, que otros once corregidores del Río Ichoa, no asistieron a la firma del Acta porque esperaban en el lugar la visita del Primer Mandatario. El Acta de Entendimiento, según los portavoces oficiales, cumple con la Ley 222, de acuerdo a exigencias del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Los indígenas de la Novena Marcha del Tipnis, que acampaban en la ciudad de La Paz, no asistieron a la reunión convocada por el gobierno. Rechazaron la realización de la consulta previa contenida en la Ley 222, porque la consideran tardía, de ribetes no constitucionales y criticaron la actitud de los corregidores.

CIERRAN EL CERCO

Los corregidores, cerraron y completaron el cerco táctico del oficialismo tendido contra los marchistas del Tipnis, debilitándolos no sólo en el contexto de negociaciones, sino también entre las numerosas etnias que pueblan el Parque.

Está muy claro, que la estrategia de la Presidencia del Estado Plurinacional, logró desvirtuar en algo la imagen de los marchistas y de sus principales líderes. La campaña de propaganda política contra Fernando Vargas y Bertha Bejarano, entre otros caudillos del Tipnis, habría obtenido resultados deteriorando la imagen de ellos.

Sin embargo, en el aislamiento político y sindical de los indígenas del Tipnis, intervinieron otros factores que, a nuestro juicio, son: a) retorno del Beni a la ciudad de La Paz, apenas concluida la exitosa Octava Marcha del Tipnis, con un contingente agotado mientras que en el centro político, La Paz, se desarrollaban distintos procesos sociales con los cuales, el Tipnis, al parecer, no tenía contacto; b) Recorrido de más de 600 kilómetros en constante subida, en pleno inicio del invierno; c) Contingente disminuido que, además, caminaba con niños y personas enfermas, tardando más de lo previsto en el difícil recorrido hacia La Paz; d) Escaso avituallamiento de provisiones, agua y medicinas, antes de partir y durante el recorrido de la selva a la cordillera; e) Eventual ausencia del presidente de la Subcentral Tipnis, Fernando Vargas, en unos casos por enfermedad y en otros, por asistir a eventos externos; f) La inactividad del Pacto Social Indígena (PSI), integrado por grupos disidentes al gobierno o que en su época pertenecieron al MAS; g) El arribo de los marchistas a la ciudad de La Paz, coincidió con el inicio de la vacación escolar que, por supuesto, desmovilizó al gremio de maestros y de otras instituciones sindicales, coadyuvando indirectamente al aislamiento indígena.

ADVERSIDADES

La Novena Marcha, jugó mal sus cartas. Por ejemplo: a) No mantuvo representación en nombre del Tipnis, que participe de la huelga de médicos y de otros sectores, dejando vacío por un largo intervalo, el preponderante lugar que había ocupado la Octava Marcha del Tipnis en el influyente escenario paceño; b) Cuando ocurrió el amotinamiento de la Policía Nacional, los dirigentes de la Novena Marcha, esperaron en la Cumbre que da acceso a la ciudad de La Paz, para no ser involucrados por el oficialismo, en un supuesto golpe de Estado contra el primer mandatario. c) La marcha ingresó debilitada al barrio de Miraflores. Tuvo que ser escoltada por ciudadanos simpatizantes con la causa indígena, mientras el gobierno movilizaba a otros sectores afines al oficialismo o recientemente conquistados; d) Buscar un área para campamento y deambular por el centro de La Paz dispersó la atención del núcleo dirigente, de tal manera que los Tipnis, ya estacionados en las inmediaciones de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, no comprendieron que la situación había cambiado radicalmente entre la Octava y la Novena Marcha. El escenario era otro, diferente y engañoso; f) El apoyo de organizaciones sociales al Tipnis (COB, universitarios, maestros, fabriles, mineros etc.), no revertiría el escenario político porque, sencillamente el conflicto social, reiteramos, volvió a un punto de equilibrio, aunque frágil, pero de enorme utilidad coyuntural para la estrategia del gobierno. La ofensiva del Tipnis pasó a ser la contraofensiva del gobierno.

TACTICA DEL GOBIERNO

Sin duda alguna, el tiempo que perdieron los marchistas del TIPNIS -empleado en caminar más de 600 kilómetros de Trinidad a La Paz- fue aprovechado por los funcionarios encargados de neutralizar la Novena Marcha del TIPNIS.

El oficialismo, nunca dejó de influir en las federaciones del Trópico de Cochabamba y de estar en permanente contacto con sus dirigentes, entre ellos, Edgar Tórrez, para que continúe la construcción de una carretera. Recordemos que los cocaleros, tanto del subtrópico de Cochabamba, como de Los Yungas de La Paz, en agosto 2011, amenazaron en coincidencia con el Movimiento Sin Tierra (MST), activar una contramarcha en respaldo a dicha vía. En esos días, el Canciller David Choquehuanca, hizo a maravillas el papel de “secuestrado”.

En septiembre 2011, el gobierno para desmovilizar al Tipnis, utilizó la denuncia de que algunos miembros de Conamaq y del Tipnis, tenían nexos con la Embajada de Estados Unidos. La Embajada estadounidense, negó esa acusación.

No obstante, el director de la Agencia para el Desarrollo de las Macro Regiones y Zonas Fronterizas (Ademaf), pidió la expulsión de USAID, por “apoyar y financiar” la marcha indígena del Tipnis. La estrategia del oficialismo, pretendía involucrar a Estados Unidos y Organizaciones No Gubernamentales, como supuesto apoyo internacional a los marchistas.

En junio 2012, pocos días antes del arribo de la larga columna indígena a La Paz el gobierno convenció a una fracción del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qllasuyo (Conamaq), al mando de Carmelo Titirico, para que abandonara la alianza Conamaq-Tipnis.

La fracción además de renegar de la alianza con el TIPNIS, exigió la renuncia de Rafael Quispe quien denunció el 17 de agosto del 2011, durante la Octava Marcha del TIPNIS; “que el aparato estatal busca dividir a los indígenas con la política que siempre aplicó, en base a la teoría de Maquiavelo de dividir para reinar. El gobierno ha tratado de crear otra Central Obrera Boliviana (COB); de crear un Conamaq paralelo. En varias marchas, el oficialismo las ha dividido como ocurrió con la Central Indígena del Oriente Boliviano (Cidob)”, agregó.

En cuanto a la campaña de propaganda oficial 2012, su continua y reiterada difusión marchó, valga el término, siguiendo los pasos de los indígenas de la Novena Marcha, desacreditándola, negando liderazgo a sus portavoces. La puesta en escena de los corregidores, como parte social del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure fue determinante para desmovilizar, en última instancia, a los líderes indígenas y sus seguidores acampados frente a la Vicepresidencia del Estado Plurinacional.

CONCLUSIóN

Los factores que citamos en el análisis de la Novena Marcha del Tipnis, nos permiten concluir en que, para el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), el tema de la consulta previa dejó de ser un problema social, para convertirse en un apéndice técnico de pronta realización.

Que la Novena Marcha, fue neutralizada con la misma gente del Tipnis. Que la utilización de los corregidores, definió la situación a favor del gobierno, pero abrió simultáneamente, un espacio de lucha entre corregidores y etnias que se sienten “traicionadas” por su propia gente.

Que subyacen nuevos conflictos contra la política oficial; contra un gobierno que no hace cumplir las leyes del Estado Plurinacional; contra un gobierno debilitado por los movimientos sociales, cuyo futuro político parece impredecible ante el gigantesco desafío de la gobernabilidad y el anuncio de una nueva escalada de conflicto social.

Que junto a la neutralización de la Novena Marcha del TIPNIS, está deteriorada la supuesta influencia política de por lo menos dos partidos políticos que habrían apoyado la Marcha, en provecho de su propia campaña proselitista.

Que las acusaciones contra la supuesta influencia de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia, respecto a un nexo con dirigentes indígenas, han caído por su propio peso.

En el caso del supuesto “golpe de Estado” la opinión pública nacional, percibió que no existe una oposición unida ni dispuesta a llevar los conflictos hasta el límite en que, el conflicto se transforma en un arma política para la toma del poder.

LOS CORREGIDORES EN LA COLONIA ESPAÑOLA

Nos queda aún referirnos a la historia de los corregidores que, en la Colonia, encarnaron al verdugo de los indios colonizados y que en el inicio del Siglo Veintiuno, son verdaderos sobrevivientes del sistema colonial, tal vez, ejerciendo su oficio, sin las características de los corregidores de hace más de cinco siglos.

A manera de ilustración ¿Quiénes fueron los corregidores? El “Diccionario Histórico de Hispanoamérica”, de Annie Molinié-Bertrand, Editorial Acento, dice: “Al Corregidor lo nombraba el rey o la administración

Colonial”. En el “Manual de Historia de Bolivia” de Humberto Vásquez Machicado y Teresa Gisbert, Editorial Gisbert, año 1963, se lee: “Corregidores, eran las cabezas de la ciudad o región nombrados por el Rey; ejercían la suprema función administrativa y judicial. Como justicias mayores, eran superiores a los alcaldes y como Gobernadores, a los Cabildos. Debido a esto y que en ciertos casos fueron cargos que se podían adquirir comprándolos, los corregidores constituyen una de las lacras del dominio español en Amèrica y a ellos con pocas excepciones, se debe la gran mayoría de abusos y depredaciones hechas a los indios, que ocasionaron levantamientos de nativos tan frecuentemente en la época virreinal”.

LOS CORREGIDORES Y LA REBELION INDÍGENA

Virgilio Roel Pineda, en su famosa obra: “Historia Social y Económica de la Colonia”, editorial Gráfica Labor, Perú, año 1970, cita a la Audiencia de Lima sobre el estado en que se encuentran las denominadas “reducciones” de los indios sujetos entre otras autoridades españolas, a los corregidores: “Es miserable ver el estado de la tierra por la opresión que padecen los indios generalmente de todas las personas y más en particular de aquellas que tienen a su cargo la observancia de las Ordenanzas y buen gobierno de ellos, que son los corregidores y curas y caciques, todos los cuales pretenden enriquecerse con el trabajo y sudor de los indios, que es causa que, desesperados con tantos trabajos y con la obligación de asistir a las mitas, que es el mayor, dejan sus propios lugares y reducciones y se huyen, de manera que está la tierra toda despoblada y los lugares desiertos”.

El abuso cometido por corregidores, en el ciclo que duró la Conquista y hasta el Siglo Dieciocho, produjo grandes sublevaciones indígenas. La más prolongada, radical y violenta, fue el Cerco de Tupac Katari, a la ciudad de La Paz, en el año de 1781.

Siempre en el enfoque hacia los corregidores diremos que originaron en parte, las rebeliones indígenas del Siglo Dieciocho.

En efecto, el 4 de noviembre de 1780, el caudillo indio Tupac Amaru, se reunió en la población de Tinta, con el corregidor de ese distrito, Antonio de Arriaga para celebrar el día del rey. Durante la comida, el corregidor fue apresado por Tupac Amaru. El cacique, obligó a la autoridad española, a entregar todos los fondos que disponía la administración colonial, en beneficio de la sublevación indígena que había empezado. Poco después, el corregidor fue ahorcado en el pueblo de Tungasuca.

Después de la victoria de la batalla de Sangarara, en la que Tupac Amaru venció a los españoles, el visitador Areche retornó de España trayendo consigo una documento que abolía los corregimientos, el perdón a todos los sublevados, excepto Tupac Amaru y sus curacas rebeldes.

MUERTE DE TOMAS KATARI

Entretanto, en Potosí, el jefe de los indios de Chayanta, otro de los sublevados en el AltoPerú (hoy Bolivia), Tomás Katari, retornando de Buenos Aires, ciudad a la que viajó a pie, recorriendo tres ml kilómetros de camino, en reclamos de sus derechos, se enfrentó al sistema colonial en la persona del Corregidor Alós. Veamos lo que dice el “Manual de Historia de Bolivia”, obra citada: “La sublevación de Chayanta.- Anualmente, el corregidor Alós recorría su corregimiento haciendo las listas de los que debían servir en las minas(…) Camino de Pocoata, Alós fue sorprendido por los indios que lo amenazaron en Guancarani, presa de miedo, prometió soltar a Tomas Catari (que estaba preso), y rebajar los impuestos (…) Poco después, la “Audiencia, para salvar a Alós dio libertad a Catari. Alós fue promovido de su puesto (…)En venganza, Catari fue apresado nuevamente…cuando una multitud de indios salió a su rescate, encontrándolo en Chacatilla donde a la vista de la masa indígena, el caudillo Catari fue despeñado (por los españoles), el 19 de enero de 1781”.

 
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