Matrices de sentido o esquemas de representación -imperial- “entrampan” desde hace mucho a los casi 50 pueblos del Estado plurinacional, lo que permite colegir que están siendo empujados a elucubrar sus propios imaginarios a guisa de configurar, percibir, explicar y realizar acciones como parte de una “realidad refundada”. Esta realidad insuflada por algunos pensadores (seudo) “revolucionarios” y que le hacen “juego” al imperio, inician su proceso con “nuevas” filologías de teorías “reivindicatorias”, por su intención de “camuflar” su eclecticismo.
De hecho, el gobierno del MAS-IPSP está “lleno” de éstos, de ahí su intención de elucubrar teorías antojadizas y subjetivas a guisa de “reinterpretar” estos conocimientos que se relacionen -forzadamente- con el denominado proceso de “cambio” de corte “indiano liberal”. Esta “reconceptualización” fomenta imaginarios que, dicho sea de paso, connotan la actual Constitución Política del Estado. Por ello el régimen defenestra el pensamiento positivista en el sentido de los goces materiales, generando confusión, ya que estos nuevos “filólogos” no admiten un sistema o método experimental, más bien se centran en nociones a priori, que consideran a la cosmogonía indiana como “universal acientífica”, pero esto cuando menos es irresponsable.
En consecuencia, los nuevos imaginarios se centran en creencias, pensamientos y pautas de acción política. De hecho, permiten a los personas acceder a la posibilidad de “organizar” un grupo (o movimiento social) para exigir al Estado lo que creen de su interés, pues están seguros de su logro.
Por ejemplo, en los últimos conflictos de médicos, policías amotinados y ahora los indígenas de Mallku Quta, por citar algunos, lograron sus objetivos ante la falta de estrategias políticas que sustenten un plan de bienestar -para todos- coherente con las necesidades de la Bolivia profunda, pues logrado el requerimiento nadie se responsabiliza de los perjuicios causados al país.
Llama la atención la virulencia de estos últimos conflictos, por ejemplo los comunarios de Mallku Quta decidieron de facto ser dueños únicos y exclusivos de la riqueza natural existente en esa región: oro, plata, indio y galio -con precios elevados en el mercado internacional-, optando por explotarla ellos mismos, “apropiándose” de la minera canadiense South American Silver.
Imaginan que es de su “propiedad” y se autoatribuyen derechos, permitiéndose actos que atropellan el estado de derecho. Por ello de forma caprichosa y hasta delictiva -emulando algunas acciones oficiales- maltrataron a la autoridad del Estado plurinacional. Con desparpajo se permitían “negociar” la “libertad” de su principal dirigente Cancio Rojas, sometido a proceso por la toma y tortura de rehenes, logrando que el Gobierno opte por la “nacionalización” de este emprendimiento. Este entuerto y otros del mismo talante permiten advertir señales de desmembración boliviana, insufladas por nuevos imaginarios, que dicho sea de paso mantienen el modelo extractor.
Estos imaginarios promovieron las Republiquetas, formadas por grupos de personas independentistas, lo que data de 1811-25. Ahora pueden ser denominados como un territorio precariamente organizado y frecuentemente sometido a regímenes con un grado vago de institucionalidad despectiva, como Estados asentados de formar irregular. Esta forma de actuar demagógica e irresponsablemente es porque han sido cooptados por un entelético empoderamiento por parte del Gobierno populista. En consecuencia, están convencidos de que son “dueños del poder”, lo que ha generado en los indígenas de Mallku Quta (y otros) la transición “mecánica” del indigenismo al cooperativismo.
Pero ese “empoderamiento” -fáctico o no, real o no- como propuesta en la retórica oficial es una arenga que al margen de rebasar la “ley” está generando entuertos en la gestión gubernamental del MAS-IPSP, por lo tanto los bolivianos estamos en completa indefensión.
Los eclécticos oficiales que promueven estos imaginarios no advierten una básica limitación: la noción es fácil de intuir pero difícil de explicar, esto está determinando lo plausible o lo inverosímil. Este despliegue de “nuevos” imaginarios que transitan mecánicamente de la lucha de clases a las “tensiones” simbólicas, culturales y folklóricas no es casual, se asienta en una “nueva” filología” de los escritos marxistas.
Por ello no es casual la irrupción de varios neo marxistas (revisionistas) en el espectro político boliviano y auspiciados por el Gobierno (Vicepresidencia) pretenden generar estos nuevos “imaginarios” -siguiendo la política imperial- confusos (que agudizan la ignorancia) para eximir la organización legitima e institucional de los descontentos respecto al denominado “socialismo comunitario”.
El autor es Director del Centro de Información, Servicios Educativos y Comunicación (CISEC).
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