Los gobiernos pasados y el actual por mucho tiempo han llevado sobre sus espaldas la pesada carga que significa enfrentar duros conflictos con los sindicatos del transporte urbano, provincial, interdepartamental e internacional para frenar el alza de tarifas, con subvenciones a la adquisición de llantas, repuestos, provisión de gasolina, diesel y otras exigencias colaterales.
El gobierno del presidente Evo Morales para evitar estos problemas que lo tenían confundido, decidió promulgar la Ley No. 165, cuyo Art. 17, Inc. c) dispone: “Las diferentes modalidades de transporte estarán regidas por la autoridad competente del nivel municipal... estableciendo las condiciones del sistema”. Esta disposición está respaldada por la Ley Marco de Autonomías en su Art. 96, Parágrafo VII, que dice: “Otorgar como competencia exclusiva de los gobiernos autónomos municipales entre otras, la labor de planificar y desarrollar el transporte urbano”.
Pero aún más, la Constitución Política del Estado Plurinacional en su Art. 302, Parágrafo I, numeral 18, establece: “Es competencia exclusiva de los gobiernos autónomos municipales el transporte urbano”. Lamentablemente sus asesores no le recordaron al Presidente los citados antecedentes constitucionales y así sorpresivamente, quizás con la mejor intención, anunció la instalación de un teleférico, según su criterio para resolver definitivamente el problema del transporte urbano en las ciudades de La Paz y El Alto, con el elevado costo de $us. 234 millones con carácter de adquisición directa, sin tomar en cuenta las disposiciones de la Ley SAFCO y la exigencia de que las instancias del Poder Legislativo lo aprueben en el más breve plazo.
Es bueno recordar que el teleférico siempre ha sido considerado como un transporte turístico y no apto para transporte masivo, sea para ser instalado dentro del país o en el exterior y así fue descartado en casos como el que estamos tratando. En 1991 surgió la idea insistente para construir un teleférico entre las ciudades de La Paz y El Alto con un crédito español de $us. 18 millones, argumentando su novedad turística y el congestionamiento de vehículos entre ambas ciudades.
Posteriormente en 1998 se hizo presente la oferta del Banco Bilbao – Vizcaya para el mismo proyecto, que ya no era de 18 sino de $us. 20 millones. Más tarde, en el año “2007 la entonces prefectura a cargo de José Luis Paredes logró que un organismo internacional financie un estudio para un teleférico en la sede de gobierno. El resultado que todavía se puede consultar en los archivos de la Gobernación, fue que sólo se justificaría un teleférico para uso turístico, como el que funciona en Bogotá hacia el cerro de Montserrat; en Río de Janeiro hacia el Corcovado; los que hay en lugares donde se practica el alpinismo y pocos más” (periódico EL DIARIO – 13/7/2007). Y de muestra podemos anunciar que igual teleférico existe con características turísticas en la ciudad de Cochabamba hasta la altura del Cristo de la Concordia.
En el año 1998, para suplir la simplicidad del teleférico como transporte masivo, ENFE - Residual en forma encomiable y oportuna puso en mesa el proyecto de la Estación bimodal, el cual debe encontrarse en los archivos del Gobierno Autónomo Municipal, cuyo costo ascendía a algo más de $us. 12 millones (8 millones menos que la oferta del Banco Bilbao – Vizcaya) y con muchas proyecciones concretas, entre las que se puede mencionar: Sub - Estación desde la Estación Central hasta Calacoto, Cota Cota, Achumani, Miraflores, Villa Fátima, Villa Copacabana y otros posibles ramales; moderna Terminal de buses con capacidad para 400 vehículos, Playa de estacionamiento para 600 vehículos; Terminal intermedia para Tren metropolitano; Calle comercial con servicios; Supermercado y otras instalaciones propias de un moderno complejo de transporte; inclusive la instalación de un Tren eléctrico entre las ciudades de La Paz y El Alto con las exigencias de comodidad para pasajeros de carga liviana.
El teleférico definitivamente tiene textura turística y no es apto para transporte masivo de las características poblacionales que tienen las ciudades de La Paz y El Alto. Sus tres prolongados estacionamientos obligan a que los pasajeros aborden otros vehículos para llegar a sus fuentes de trabajo o a sus hogares, obligando un costo mayor a su modesta “economía de bolsillo”. Su capacidad, estimamos, solamente está limitada a 10 o 15 pasajeros en cada vehículo del teleférico. Su consumo de energía es elevado.
El Vicepresidente en declaraciones efectuadas en fecha 12 de junio pasado al matutino EL DIARIO, había puntualizado que “el proyecto del teleférico fue consensuado hace un año aproximadamente”. ¿Cómo es que aquel consenso no tuvo la virtud de acomodarse a las normas constitucionales para hacer la obligada armonía entre lo que deseaba el Gobierno y lo que proyectaba el Municipio en función de alcanzar un sistema de transporte intermodal adecuado a los requerimientos de calidad, comodidad, seguridad y prontitud que requieren las poblaciones de las ciudades indicadas?
Frente a tres opciones existentes: el Teleférico, el Proyecto de buses del Gobierno Municipal y la Estación bimodal, ¿por qué no adoptar una actitud de sensatez y no de corte emocional para definir un Sistema intermodal de transporte urbano más adecuado y que reclaman insistentemente las ciudades de La Paz y El Alto? En todo caso, que se abra un debate técnico, económico y jurídico, desapasionado y no de protagonismo para establecer claramente los objetivos y las esperanzas de un pueblo que reclama soluciones realistas y no sueños faraónicos que mañana pueden tener nefastos resultados.
Todavía estamos a tiempo.
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