La trágica historia política boliviana

A Villarroel todos le dieron la espalda en sus últimos días

El 21 de julio de 1946, hace 66 años, se producía un hecho que marcó con sangre la historia del país, pero abrió las puertas a un cambio estructural de sistema.


Vivió entre fuego cruzado. El día que lo colgaron (un 21 de julio de 1946) sólo se tuvo que mover a las masas para que hicieran el resto. El imperialismo, la rosca minera y el latifundismo censuraban a Villarroel por lo que hacía, en tanto el stalinismo y el Partido Obrero Revolucionario (POR), que deberían ser sus aliados, lo atacaban por lo que era incapaz de hacer cambiar el sistema.

Bien lo dice Ayala Mercado: “Villarroel sufrió la presión combinada de la feudal burguesía y del proletariado que pretendían rebasar los objetivos nacionales burgueses. Corrientes tan opuestas, sin embargo tan coincidentes determinaron su caída”.

Gualberto Villarroel, un hombre formado en los cuarteles, se encontró en medio del fuego cruzado del stalinismo que logró empujar a las capas medias (estudiantes, universitarios y maestros) y el POR que movió a los mineros para que no hicieran nada en favor del Presidente que luego sería colgado.

El POR no sólo tuvo un papel protagónico en la preparación del golpe, sino también en su ejecución material. Este partido se constituyó en aquel momento en el impulsor del denominado Comité Obrero Revolucionario. Esa entidad en el documento difundido el 20 de julio de 1946, un día antes del colgamiento afirmó “¡Viva la huelga general!, acción directa de masas para derrocar a los bárbaros pardos. La lucha de clases ha llegado a su agudización, es urgente cambiar la estructura social del país”.

Se cuenta que Juan Lechín había viajado un día antes del colgamiento a La Paz para comunicar a Villarroel que “los mineros le restaban su apoyo”. Éstos desmintieron días después esta afirmación, pero, en aquel momento, esta noticia aplanó más a un Presidente que sabía que se iba quedando solitario.

Seis años antes de su trágica muerte había tomado contacto con los más meritorios ciudadanos del MNR como José Cuadros Quiroga y Carlos Montenegro. Luego invitó a este partido a formar parte de su gobierno, pero luego que el 15 de julio de 1946, universitarios, maestros y estudiantes llamaran a la huelga general; los bancarios se sumaron a esta medida cuatro días más tarde. Un día antes de su muerte, Villarroel decidió marginar a este partido de su esquema para conformar un gabinete militar.

Los analistas están convencidos que entre los factores inmediatos que movieron a las masas en su contra se encontraban los intereses lesionados de la gran minería luego que se declarara caducas las concesiones auríferas de Tipuani, el pago de los impuestos burlados al Estado, el pago de sobretiempos y el horario nocturno en la mina con los recargos de ley.

Otra cosa que no le perdonaron nunca fueron los fusilamientos de Chuspipata y Challacollo, el secuestro de Mauricio Hoschild y otros actos de represión justificados por la constante actividad conspirativa de la reacción que fueran cargadas en su cuenta, junto con los membretes de “gobierno nazi-fascista”.

Días antes de su ejecución se conformaron dos organizaciones que terminarían doblándole el brazo: la Unión Democrática Antifascista y el Comité Tripartito. Y el 21 de julio, dirigentes del Comité Tripartito encabezados por Mario Miranda Pacheco y Víctor Pacheco ocuparon radio América, desde donde se dirigió la revolución que terminó con el colgamiento del Presidente.

FRASE

- “No soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres”

- La célebre frase de Gualberto Villarroel y por la que es recordado en la historia.

 
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