• Existe carencia de espacios, presiones impositivas, la falta de herramientas para mejorar la competitividad y erradicar el contrabando.
La moda es resultado de un contexto de búsqueda personal, también sumada a beneficios económicos. Hoy en día, todos somos parte de este mundo, tal vez sin intención, pero inevitablemente sin retrocesos, la moda es un lenguaje propio de cada época y por eso mismo dice mucho de los cambios de un país.
La falta de gestión de las autoridades para mantener y conseguir mercados y ventajas para la exportación de los productos textiles creados en Bolivia, las exigencias impositivas cada vez más grandes, sumados a los paulatinos incrementos salariales decretados por el Gobierno, estrangulan a las pequeñas empresas que quieren iniciar un emprendimiento en el rubro de la moda, pese al gran potencial y capacidad tanto de los diseñadores como de los artesanos fabricantes.
El Gobierno perdió los beneficios del mercado norteamericano que daba la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (Atpdea por sus siglas en inglés), a esto se suma que el contrabando continúa siendo el principal enemigo de la industria nacional.
TENDENCIAS
John Pacheco, importante diseñador boliviano, explica los cambios de los recientes diez años y comenta que hasta hace poco la alta costura seguía un camino muy diferente al actual. Hoy la iconografía andina, presente en vestimentas y trajes de autoridades hasta el común de los ciudadanos, es un recurso cada vez más cotidianos.
“Ha habido algunos cambios importantes, merced a las posturas ideológicas. Estamos viviendo una época marcada por una ideología de inclusión. Hay dos etapas claramente marcadas. Una hasta Gonzalo Sánchez de Lozada y otra desde el Gobierno de Evo Morales hasta la fecha. También las inclusiones sociales han dejado huella en nuestra historia”, apuntó Pacheco.
De acuerdo al reconocido diseñador, hasta antes de Gonzalo Sánchez de Lozada, se podría decir que en las instituciones públicas, la ropa hecha a medida (por una parte) y el traje formal (por otra) era prácticamente obligatoria. Mientras que, con el nuevo gobierno, fueron los movimientos sociales quienes, buscando un cambio, también incidieron en las tendencias de la moda boliviana.
De acuerdo a la directora de la Escuela de Actualización Profesional (ESAP), de la Unifraz, Cecilia Chacón, la industria textil es uno de los sectores que ha registrado mayor crecimiento dentro del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional. Sin embargo, señala que a pesar de los mercados disponibles, los textiles bolivianos no han logrado cubrir la demanda de mercados importantes como el argentino o el brasileño.
COMPETITIVIDAD
“Tenemos el mercado brasileño y el argentino que se ha abierto a través del Mercosur, no hemos satisfecho ni el 5% en los últimos tres años. Tampoco hemos cubierto la demanda de la línea que nos han abierto en compensación del Atpdea y esto no se debe a que los productos bolivianos no tengan calidad, sino a que no contamos con herramientas que nos hagan mucho más competitivos”.
De acuerdo a Chacón, para hacer más competitivos los textiles bolivianos, deben cumplirse con las normas técnicas que establece cada país para la atribución de prendas textiles a sus territorios. También debe trabajarse en cuanto a la cantidad de la producción porque la producción boliviana no llega a abastecer la demanda de grandes mercados. Finalmente debe fortalecerse la detección de las tendencias de la moda para ser parte de ellas y ser más competitivos a la hora de entrar en el mercado.
Esta opinión es compartida por la diseñadora mexicana, Eunice Celedón, quien recientemente llegó a La Paz para ser parte de un diplomado en “Diseño y Comercialización” realizado por la Unifranz. De acuerdo a Celedón, la mayoría de los productos que entran a Bolivia son mano de obra boliviana trabajada en otros países, por lo que ahora es necesario capacitar a la gente para que sea productiva en el propio país y que consuma los productos “Hechos en Bolivia”.
CAPACITACIÓN
Unifranz realiza actualmente la convocatoria para un diplomado en diseño y comercialización que empezará en agosto. Este curso, que se amplía a sastres, costureras y emprendedores, tiene el objetivo de capacitar a los interesados para mejorar el campo textil boliviano.
Como apunta Pacheco, “es importante el espíritu emprendedor en cualquier área. En el tema de los textiles, son varios los emprendimientos pero muchos no salen de lo común. Por eso, falta un mayor valor agregado a nuestros productos, trabajar por ejemplo con un concepto, pues ello permite mostrar la forma de pensar, la forma de ver del creador”.
COMPETENCIA
DESLEAL
De acuerdo a Chacón, la intención de ampliar el público usual de este tipo de cursos, fue porque el 83% del empleo boliviano está compuesto por pequeños emprendimientos. Más allá del ejemplo usual de las “mañaneras”, existen micro y pequeñas empresas que tienen un importante rol en el aparato productor de la región. Sin embargo, estos emprendimientos son aún mínimos frente a la inundación de ropa de otros países que llegan especialmente de contrabando.
“Sabemos que aproximadamente 30% de las prendas de vestir que hay en el mercado boliviano, son nacionales, el otro 70% son confeccionados fuera del país. Entonces uno de los principales objetivos en el mercado nacional es poder abastecer el mercado interno. Y para poder abastecerlo necesitamos calidades, necesitamos tendencias, algo que ofrecer a nuestra propia gente. Entonces tenemos que indagar dentro de las tendencias qué es lo aceptable en la misma ciudadanía boliviana”, acotó Chacón.
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