“Préstamos” y privilegios

El Gobierno contratará un crédito de China por 100 millones de dólares para comprar a ese país buses destinados a renovar el parque automotor de La Paz y El Alto, como se anunció ante la dirigencia respectiva en Palacio de Gobierno. Según la propaganda oficial, los choferes entregarán sus vehículos viejos como parte de pago de los nuevos, en calidad de chatarra. Hasta aquí el libreto suena bonito, pero conociendo al gremio favorecido es de esperar todo lo contrario, es decir, que el transporte obsoleto siga en servicio saturando más y más el tránsito, contaminando el medio ambiente y demandando mayores cantidades de combustible. El alcalde de La Paz, Luis Revilla, se limitó a advertir la necesidad de que el parque antiguo salga de servicio por motivos harto conocidos.

Como aquello de que “cuando la limosna es mucha hasta el santo desconfía”, tanta generosidad con La Paz de la noche la mañana resulta sugestiva -como ocurre también con el tema del teleférico- empero está claro el doble objetivo del Gobierno al respecto: convertir al multitudinario gremio del transporte en votos a favor de la reelección del presidente Evo Morales el 2014, y desubicar los planes de la alcaldía de implementar un transporte de mayor y mejor capacidad en la urbe paceña. Bueno, al menos, de estos celos políticos ambas ciudades podrían beneficiarse, aunque la palabra final la tendrán los efectos.

Preocupa sobremanera que en este nuevo negocio tampoco haya licitación internacional, pliego de especificaciones técnicas y demás requisitos que amparen el precio justo y la calidad del material chino en este caso, sobre todo cuando los coches deben rendir en lugares de casi 4.000 m. de altura. Brilla por su ausencia la falta de plazos de amortización, el interés del crédito fijado a los choferes beneficiarios, las garantías, etc. Lo mismo puede decirse en relación con el proveedor predilecto del actual Gobierno, la China Popular pero capitalista. Es de prever que, como siempre ocurre, estos préstamos de “interés social” más pronto que tarde terminen cargados a cuestas del Erario Nacional, vale decir, acabarán sufragados por la escasa población tributante al Estado.

Claro, el gremio del transporte no es el único privilegiado en el país y no sólo ahora, sino en los más diversos gobiernos, mas no ha debido esperar que sin pedir se le dé un préstamo en “bandeja de plata”, que el ciudadano común esta lejos de esperar y, a propósito, cabe preguntar si estos propietarios que trabajan con vehículos de más de 30 y 40 años de antigüedad (los colectivos), no han ganado más que suficiente para adquirir motorizados nuevos a grandes plazos que les dan las casas comerciales. Por lo menos así no seguirían arriesgando la seguridad y la vida de los usuarios.

Por supuesto que a este grupo de privilegiados, al que de “yapa” le caerá del cielo una jubilación sin haber aportado como lo hace el resto de los mortales, se suman los mineros cooperativistas liberados del IVA en primera instancia, para acabar exentos de los impuestos que paga la minería en general. La lista no termina ahí, están los informales de la calle Uyustus, Eloy Salmón, del Miamicito, “Mercado Negro”, etc. y del resto del país que ignoran lo que es pagar impuestos, los que introducen toneladas de ropa usada o los contrabandistas de automóviles “chutos” con plaza intangible y sin ley en Challapata, Oruro, garantizados inclusive por voz propia de la Presidenta de la Aduana Nacional.