[Armando Mariaca]

Unidad y concordia para superar crisis


En más de seis años, el Gobierno ha buscado y encontrado todos los medios para hacer que se sienta su autoridad y una especie de principio a ser entendido y acatado por todos los bolivianos: el reconocimiento de que “llegó la hora de los postergados para gobernar al país”. El mismo resultado de las elecciones ha mostrado que efectivamente las mayorías de indígenas, criollos, mestizos y diversas clases de personas que han vivido en el país, han depositado su voto por la fórmula del MAS y lo hicieron con la esperanza de que efectivamente se produzcan los cambios anunciados.

Pero no se trataba sólo de conquistar el poder, llegar a palacio, organizar un equipo y dictar medidas denominadas revolucionarias para cambios que no se han producido, sea porque el Gobierno no había estudiado debidamente lo que debía hacer o, simplemente, por la ausencia de un programa acorde con las urgencias que creía eran necesarias. Esos anuncios de cambio no fueron creíbles porque sus posibles autores no quisieron enfrentar situaciones para las que no estaban preparados y, además, no sabían ni entendían cómo podían ser práctica del pueblo boliviano.

La colectividad pasó del camino de las posibles realizaciones al de las frustraciones, que se agravaron con las medidas negativas adoptadas por el régimen, especialmente aquellas que destruyeron la economía, anularon la producción, pospusieron a planos secundarios las exportaciones y anularon toda posibilidad de garantías a las inversiones porque “provenían del capitalismo”, rechazado por el Gobierno, aunque, en la práctica, siguió practicando el modelo capitalista.

El país, estancado por disposiciones negativas, recibió, como corolario, el anuncio de la primera nacionalización de bienes que estaban en manos del capital privado: los yacimientos de explotación de petróleo y gas. La medida no consumada del todo y convertida en un cambio de contratos, espera aún concretarse del todo con la aprobación de una Ley de Hidrocarburos acorde con la nueva Constitución y que tarda mucho tiempo en ser realidad.

Pero, si bien esos problemas han dado lugar a otros yerros, hay que convenir en que el país no puede ni debe seguir en posición de afronte o enfrentamientos de diversos grupos con el Gobierno. Por diversas razones, el apoyo recibido por el Presidente y su entorno ha bajado sustancialmente en los últimos dos años y hay situaciones difíciles que el régimen no pudo remediar – TIPNIS y dificultades sociales y económicas que aún esperan decisiones concretas – que complican la vida no sólo al Gobierno, sino que no le dejan respiro alguno de tranquilidad a la población.

Esta situación, álgida en muchos aspectos, requiere ser enfrentada y, está visto, el Gobierno no podrá hacerlo por si mismo porque no tiene el equipo necesario ni la capacidad para ello. Será preciso que el Presidente y su entorno comprendan la urgencia de cambiar conductas evitando los enfrentamientos, las discordias y la desunión, en base a lo que él mismo temía: un posible cambio de gobierno que no será posible – porque, además, no está en la intención de nadie – sino en campos de la misma democracia en que vivimos y que ya es conciencia de toda la población porque los gobiernos de facto o dictatoriales ya no serán posibles en el país.

Lo que corresponde es que las partes, Gobierno y lo que haya de oposición, entiendan la urgencia de la unidad, la comprensión, la armonía y la búsqueda de remedios para la crisis en que se vive: pero, para ello, será preciso que quienes están en el poder hagan buen uso de él desterrando las acusaciones, los enrostres del pasado, el echar la culpa de todo a los medios y periodistas como si fuesen los mayores enemigos del país y del régimen imperante.

El país, incluidos los partidarios del MAS, están cansados de las discordias y los enfrentamientos verbales, de las poses de soberbia y petulancia, de los alardes de conocimientos del arte de gobernar que se pretende mostrar y que no existe en quienes conforman el Gobierno. Ya está cansado el pueblo de sus propias posiciones contrarias al sistema y, mucho más, de las continuas amenazas de adopción de un sistema socialista de izquierda extrema que, es sabido, llevaría al total despeñadero a la nación.

Hay conciencia en la colectividad de no buscar la caída del Gobierno y también la hay de que deben haber cambios de comportamiento; de otro modo, el peso de los yerros y las confrontaciones caerán sobre todo el país. Hay conciencia de que en el gobierno, en lo que resta de grupos político-partidistas y hasta en la misma población hay situaciones difíciles que es preciso superar porque sin un entendimiento de la realidad, no serán posibles ni la unidad ni la armonía ni la reposición de un clima de esperanzas que tanto se necesita.

TITULARES

 
Revistas

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

EL DIARIO
Decano de la Prensa Nacional
Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la Asociación Nacional de Prensa.

Dirección:

Antonio Carrasco Guzmán
Presidente del Consejo de Administración

Jorge Carrasco Guzmán
Gerente General

Consejo de Administración:

Miguel Lazo de la Vega
Jorge Romecín
Roberto Nielsen reyes
Omar Eid

Ernesto Murillo Estrada
Editor General

Rodrigo Ticona Espinoza
Jefe de Redacción

"La prensa hace luz en las tinieblas
y todo cuanto existe de progreso en el mundo
se debe a su inagotable labor"...

JOSÉ CARRASCO


Publicidad
Portada de HOY

JPG (747 Kb)      |       PDF (188 Kb)



Caricatura


Sociales

JORGE SILES REITERA EL PEDIDO “SÍ, EL MAR”

José Quiroga, Pedro Pablo Siles, Jorge Siles, Ricardo Rojas y Ramiro Prudencio.

BAYER LANZÓ EN BOLIVIA SU PRODUCTO XARELTO

Marco Antonio Vargas, Claudia Alanes, Thania De la Quintana y Guido Vicente Sanatore.