En busca de mejores condiciones de vida

La población boliviana, constituida por citadinos y rurales, orientales y occidentales, estuvo movilizada permanentemente desde los albores de la República en busca de mejores condiciones de vida, es decir para contar con pan, techo, salud, educación y servicios básicos. Tal fenómeno social ha estado presente en épocas de dictadura y democracia, ante la constante elevación del costo de vida.

Por consiguiente se impone, ahora más que nunca, buscar un desarrollo sostenido con justicia social, ante la adversidad que nos acecha en tiempos de paz o convulsión social.

Estamos conminados a multiplicar las voces en pro de la verdad, concordia y solidaridad, para la construcción de una sociedad con oportunidades para todos, de acuerdo con las exigencias del momento histórico, para que nadie se sienta frustrado, relegado u olvidado. Es necesario revalorizar la cultura de la vida con una práctica cotidiana de respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en sus Artículos XXV y XXVI manifiesta: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental”. Por ello una actitud contraria a estos enunciados representará un retroceso ante la historia y los hombres.

En este marco se debe encarar la inmediata recuperación de los recursos mineralógicos e hidrocarburíferos, a favor del Estado boliviano, ratificando una decisión política de dignificación nacional e inquebrantable voluntad de servicio a los supremos intereses de la Patria, para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, por encima de toda mezquindad político – partidaria que trunca el bien común.

En esta histórica perspectiva, que dichas riquezas sean utilizadas con sentido estrictamente social para ofrecer la mayor cantidad posible de pan, techo y empleo, en particular a los compatriotas de todo el país que se encuentran movilizados por mejores condiciones de vida, trabajando de sol a sol, en el agro, la mina y la urbe.

Que los recursos naturales como minerales, hidrocarburos y otros nos sirvan, de cara al Siglo XXI, no sólo para “blindar” nuestra economía sino para aplicar justicia social, con equidad e igualdad, como soñaron quienes nos legaron esta Patria digna de mejor suerte. A estas alturas de la historia no bastan discursos, promesas ni ofertas electorales, sino hechos que posibiliten verdaderamente mejores días para los bolivianos.

En suma: los gobiernos de turno, particularmente, están obligados a promover bienestar social, mejores condiciones de vida, que hace que los pueblos sean fuertes y dignos.