La noticia de perfil
Víctima de múltiples achaques, propios de mi vejez prematura, tuve que llamar de urgencia a mi joven comadre cochabambina para que me frotara mis ttusus (léase pantorrillas) con unos ungüentos maravillosos que ella prepara para así poder cumplir con mis compromisos bailables del último fin de semana.
Ella realizó eficientemente sus deberes de masajista y dándome una palmada en mis nalgas me dijo como Jesús a Lázaro: “levántate y anda a bailar como buen boliviano que eres”.
Siguiendo sus instrucciones médicas la invité a bailar mientras yo cantaba unos aires nacionales que dicen: “baila, baila, imilla carita de arcilla, kantuta pareces que al aire te meces...” y bailando nos fuimos a una fiesta de presterío en honor al apóstol Santiago, quien tiene muchos devotos en todo el país.
Al volver nos topamos con algunos conjuntos folclóricos que alegraban las calles de la ciudad de La Paz cumpliendo la versión número 25 de la Entrada Folclórica Universitaria. Al reconocernos un ilustre catedrático de San Andrés, nos invitó a incorporarnos a la demostración folclórica, honor que declinó Macacha por no poseer ni ella ni yo títulos suficientes para ello, pues habíamos estudiado en el extranjero, ella en Quillacollo y yo en Torrelodones.
En breve diálogo con los danzarines llegamos a la conclusión de que nuestro país es fundamentalmente bailable y que por eso es exitosamente dirigido por un “lata - pukus” (soplador de latas) en idioma nativo, ya que Evo reconoció al recordar hace unos días que fue trompetista en una banda carnavalera de Oruro. No nos negamos a beber una cervecita con algunos catedráticos ilustres y alumnos sobresalientes que coincidieron con este periodista y su joven cholita, que le acompaña, en que Bolivia es un pensamiento triste que baila y quien no lo hace es un boliviano equivocado.
Como mis pies y los de mi comadre no podían estarse quietos y ambos pensamos en que nos había picado el mosquito del dengue, resolvimos concluir la noche del sábado en los salones del naiclú “Malena” de la ciudad de El Alto, donde se realizaría una Sesión de Honor seguida de baile en señal de agradecimiento al presidente Evo, quien en un arranque de generosidad había obsequiado a las ciudades de La Paz y El Alto un teleférico que cuesta 341 millones de dólares y la suma de 100 millones de dólares a los choferes de ambas ciudades para que adquieran nuevos vehículos en sustitución de los usados, debiendo ser aquéllos de industria china y por intermedio de un Banco también chino.
Nuestros amigos los yatiris no se encontraban en el “Malena” por haber sido enviados al TIPNIS en misión especial y reservada, lo cual no fue obstáculo para que celebremos tales hechos generosos, aunque un buen patriota alteño propuso al presidente Evo que si no es mucha molestia convocara a licitación la compra del teleférico y la adquisición de vehículos chinos, cuyas ruedas no son redondas como en todo el mundo sino oblicuas y rasgadas como son los ojitos de los ingenieros chinos. Lo importante es que Macacha y yo y todos bailamos convencidos de que bailando nos podremos ir a cualquier parte.
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