Las mujeres se especializan en costura, textiles o repostería para instalar su propia empresa con la que posteriormente abren nuevos mercados y mantienen a sus familias.
El Centro de Capacitación Gregoria Apaza es un lugar de esparcimiento y aprendizaje donde cada día cientos de mujeres llegan con la esperanza de superarse y brindar un apoyo a sus familias. En él acceden a cursos de diversas índoles con los cuales pueden, posteriormente, emprender sus propios negocios y llevar el pan a su hogar.
Jornada tras jornada, las ciudadanas se trasladan de diferentes zonas de El Alto hasta el edificio principal de la institución en la zona 16 de Julio, a pocos metros de la Fuerza Aérea Boliviana, donde pasan cursos de costura, tejido, diseño e incluso de cómo montar su propia empresa y promocionar sus productos para que sean comercializados en el interior y exterior del país.
El objetivo de este centro es generar espacios de crecimiento e inclusión de mujeres jóvenes tomando como base su capacitación y habilidades para que sean protagonistas en su desarrollo, por lo que el proyecto es financiado por la Unión Europea hace tres años con una inversión de 600 mil Euros.
Participan como impulsores de las nuevas iniciativas la Federación de la Micro y Pequeña Empresa de El Alto (Fermype) y la asociación de Pequeños Productores en Confecciones de El Alto (Appecal), quienes además son los encargados de proteger a las nuevas entidades productivas de diversos abusos por los que deben atravesar cuando inician su labor.
Por otra parte, en este centro se capacita y se forma de manera técnica integral a las alteñas haciendo que su talento sea reflejado en nuevos emprendimientos, además de la apertura de mercados locales e internacionales junto a la generación de propuestas para la incidencia pública en el ámbito económico de mujeres y jóvenes.
“Buscamos fortalecer las iniciativas de las mujeres, ya sea este un negocio individual, familiar o asociativo, dándoles una asesoría técnica y un apoyo en la comercialización de los productos que ellas crean”, aseguró María Esther Ibáñez, encargada económica del Centro Gregoria Apaza.
Asimismo, indicó que se las capacita también en liderazgo para que puedan comandar su barrio o grupo social encabezando el progreso de su zona y en especial de la ciudad. Con ello se pretende que las mujeres puedan valerse por sí mismas y dejar de depender de terceros.
Muchas se especializaron en diseño por lo que incluso las prendas que confeccionan en la actualidad saltan junto a los últimos gritos de la moda en Europa, lo que les permitió un puente para mostrar su trabajo en el exterior del país. Se informó que en el mes de septiembre participarán, con confecciones propias y como un orgullo boliviano, en las principales pasarelas de París y a finales del año en Colombia.
El proyecto recibe, anualmente, a 600 mujeres que egresan con la certificación adecuada y la valoración de competencias desarrolladas
La entrevistada contó también que se cuenta con 48 unidades productivas que aglutinan entre 250 y 300 personas que ya elaboran su propia producción y la comercializan en diferentes puntos de la urbe y el resto del territorio boliviano.
Según el testimonio de las capacitadas, la formación es brindada en tres turnos de los cuales pueden disponer en diferentes ramas, como costura, tejido, panadería y repostería.
Agregado a ello, aseguran que en el transcurso de su formación se sintieron capaces de seguir adelante luchando por el bienestar de sus familias y brindándoles esperanza para que sus hijos puedan salir adelante.
OPINIONES
Agustina Tambo:
“Yo estoy hace tres años en este proyecto, me levantó los ánimos porque me capacitaron y me dieron una valiosa oportunidad de seguir adelante y luchar por mi familia y por mí misma. Ahora puedo valorar mi trabajo y a lo que realmente me dedico ahora, amo lo que hago y siento mucha gratitud con las personas que me capacitaron y con la institución. Trabajo a pedido, las personas que quieren mis tejidos y costuras nos buscan para que las hagamos de acuerdo a sus peticiones. Mayormente elaboro chompas para mujeres”.
Sonia Quispe:
“Gracias a este centro tenemos un espacio para capacitarnos y mostrar el trabajo que realizamos todos los días, para sentirnos útiles para la sociedad con un trabajo propio. Yo soy parte del grupo Mama Rawa, una entidad productiva con la que nos dedicamos a crear nuevas prendas que ponemos a la venta y a disposición de la ciudadanía con todas las garantías necesarias para competir con empresas grandes e incluso internacionales”.
Lourdes Mamani:
“Me siento muy feliz, cuando empezamos teníamos las manos y la capacidad para producir muchas cosas bellas, pero lastimosamente no teníamos donde acomodar nuestros productos, ahora trabajamos a pedido cumpliendo las expectativas del cliente y dándole lo que realmente necesita. Ahora incluso contamos con un lugar propio par exponer nuestros productos por lo que incluso tenemos una vitrina donde las personas pueden ver lo que realmente hacemos”
Rebeca Luna:
“También debemos agradecer al centro por la oportunidad que nos brinda de estudiar sin las presiones del hogar, acá podemos dejar a nuestros niños sin ningún temor porque están bien cuidados y aprenden muchas cosas mientras que en otros lugares no pasa lo mismo. Ellos se divierten mucho con los otros hijos de las compañeras. Ahora sabemos que con este tipo de cuidado los menores podrán tener un futuro mejor”.
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