Washington.- Tras la última masacre perpetrada por un joven en un cine en Colorado, el presidente estadounidense, Barack Obama, se atrevió a proponer lo que para muchos en la política del país estadounidense es casi innombrable: un debate sobre un mayor control de armas.
Lo espinoso que resulta este asunto en Estados Unidos, y más en medio de una campaña electoral ya de por sí elevada de tono, lo dejó claro el propio mandatario: “Tengo que decir que reconozco que estamos en temporada electoral”, dijo antes de afrontar el tema, casi al final de un discurso de campaña en Nueva Orleans, indicó DPA.
Pese a todo, y a todos los rodeos y cautelas que interpuso, asegurando su apoyo a la segunda enmienda de la Constitución que garantiza el derecho a portar armas, lo lanzó: “Creo que muchos dueños de armas estarían de acuerdo conmigo en que las AK-47 tienen que estar en manos de soldados, no en manos de criminales, que pertenecen al campo de batalla en una guerra, no en nuestras ciudades”, publicó el Universal.
Eso sí, tardó casi una semana en siquiera mencionar el tema de “control” de armas o siquiera pronunciar la palabra “gun” (arma), pese a que este tema sí había estado presente en la campaña que en 2008 lo llevó a la Casa Blanca.
Su rival ante las urnas el próximo noviembre, el republicano Mitt Romney, rechazó siquiera entrar en el debate, declarando que “el mero hecho de que una ley diga que alguien no puede hacer algo malo no siempre mantiene a una persona alejada de hacer algo malo”, argumentó en una entrevista desde Londres con la cadena NBC.