La fundación de la Nación boliviana

Debido a determinadas condiciones sociales, históricas, políticas y geográficas hace 187 años se fundó la Nación boliviana, acontecimiento histórico que se produjo de acuerdo con la corriente universal de los pueblos en su etapa de mayor desarrollo y evolución. La creación de Bolivia, considerando esas características, era una necesidad histórica inevitable e inclusive estaba al margen de la voluntad de los individuos, aunque algunos de ellos captaron la existencia de ese proceso y lo convirtieron en un planteamiento consciente que finalmente se hizo realidad.

El primer paso fundamental de la fundación de la Nación partió de las revoluciones libertarias de 1809, pronunciamiento que se fue haciendo cada vez más definitivo en medio del movimiento guerrillero que duró 15 años y se consolidó con la derrota de los ejércitos españoles en la Batalla de Ayacucho, suceso que puso fin al dominio económico y político colonial en el continente.

Otro paso trascendental fue el Decreto de 9 de febrero, el mismo que dio paso a la formación de la Asamblea Deliberante de 1825, reunión que fundó Bolivia como Nación soberana e independiente, con límites propios y características políticas absolutamente originales. Una vez fundada la Nación, esa Asamblea Deliberante convocó a la Asamblea Constituyente, la cual cumplió con el objetivo inmediato de crear el Estado, el mismo que sustituiría al aparato estatal español, para entonces totalmente destruido por los sucesos libertarios.

Bolivia se fundó, por tanto, como Nación, aunque después en forma momentánea hubiese adquirido el nombre de “República”, palabra que resultó siendo sinónimo de “nación”. En esa forma, desde 1825, Bolivia se constituyó en Nación con su Estado propio. Al mismo tiempo, de acuerdo con las leyes del desarrollo jurídico social, la Nación boliviana pasó a propiedad de todos los bolivianos, mientras el Estado se constituyó, a lo más, en el aparato encargado de administrar y cuidar los bienes nacionales.

Esos rasgos del desarrollo de la sociedad humana, dentro de la cual tiene su rol la boliviana, estuvieron en plena vigencia durante los siglos XIX y XX, sin que existiese, en ningún momento, el interés de hacer que Bolivia deje de ser una Nación y que, al mismo tiempo, el Estado deje de existir o se atribuya funciones ajenas a su misión histórica.

En esa realidad, los bienes nacionales o de todo el pueblo tienen la condición de bienes inalienables e imprescriptibles. Entre tanto, el Estado es únicamente administrador y cuidador de la Nación y no es propietario de los bienes nacionales. De otro lado, al fundarse Bolivia quedó establecido que el Estado podía poseer algunos bienes, pero ellos podían ser enajenados, rematados, etc.

Pasados algunos años de la vigencia de esa realidad bicentenaria, de súbito una nueva Constitución incorrectamente ha declarado fenecida la Nación y sólo existe el Estado. El Estado se ha apoderado de todos los bienes nacionales y se arroga el título de propietario de todos ellos, permitiéndose venderlos, entregarlos, subastarlos, etc., actitud que no se encuentra respaldada en los términos del Derecho Administrativo que rige a nivel universal.

Entre esas condiciones se desarrolla la actual realidad política del país, es decir que ya no existe la Nación y sólo pervive el Estado que resulta dueño de todas las tierras, los recursos naturales, etc., habiendo quedado el pueblo boliviano (su verdadero propietario) expropiado de los bienes que naturalmente le pertenecen. En esas circunstancias se celebra un nuevo aniversario de Bolivia, fundada por Ley Suprema como Nación en 1825.