El régimen del presidente sirio, Bashar al Asad, sufrió ayer un nuevo descalabro tras la renuncia de su primer ministro, Riad Hijad, quien lo acusó de genocida y se sumó a los rebeldes que llevan ya 17 meses de insurrección.
Esta es la segunda baja importante en menos de tres semanas que sufre el régimen sirio, después de la muerte del ministro de Defensa, general Daud Abdelá Rajha, ocurrida en un atentado suicida contra la sede de Seguridad Nacional en Damasco, el pasado 18 de julio.
En esta ocasión fue el propio Riad Hijab, quien decidió dejar su cargo para sumarse a la rebelión, debido a los “crímenes de guerra y el genocidio” cometidos por el régimen de Bashar al Asad, por lo que es considerada la deserción de más alto rango desde el inicio de la revuelta siria.