Envuelta en esplendor

El espectáculo llegó ayer al North Greenwich Arena de Londres, en el último día de la competición olímpica de gimnasia artística, con el ejercicio irrepetible del holandés Epke Zonderland en la barra.

Con cuatro sueltas perfectas, tres de ellas de complejísima ejecución y enlazadas una tras otra, el holandés primero puso en vilo y luego desató la euforia entre los asistentes, que no podían creerse que hubiera salido vivo.

Zonderland tuvo su día y coincidió con la final olímpica. 16,533 puntos estratosféricos le dieron el oro.

La plata, que celebró como una victoria, fue para el alemán Fabian Hambüchen, puntuó 16,400, apenas 34 milésimas por encima del chino Zou Kai, que logró 16,366.

En paralelas la victoria fue para el chino Feng Zhe, seguido del alemán Marcel Nguyen y del francés Hamilton Sabot.

Para los dos primeros son sus segundas medallas: Feng ya había ganado el oro por equipos y Nguyen la plata en el concurso completo.

En la barra de equilibrios el oro fue para Raisman, en esta ocasión sin rectificaciones y con justicia, en la disciplina que cerraba la competición.

Raisman obtuvo 15,600 puntos, por 15,200 de Ponor, nota que fue silbada por el público.

La plata de la rumana, que cumplirá este mes 25 años, recompensa al esfuerzo que llevó a cabo para pelearse con gimnastas ocho años menores que ella. El bronce por equipos era hasta ahora su único botín.

El bronce fue la rusa Aliya Mustafina (14,900), medalla que suma al oro en asimétricas, la plata en equipos y el bronce en el concurso completo que había ganado en días pasados.

La también rusa Kseniia Afanaseva como la estadounidense Jordyn Wieber, campeona mundial absoluta, se salieron del tapiz y perdieron toda opción, lo mismo que la rumana Sandra Izbasa, que se cayó tras su última serie.