Otra óptica para el transporte

Este es un problema complejo que está latente en la actividad cotidiana del ciudadano boliviano en cualquier ciudad. Su solución está en las manos de cualquier Gobierno, por ser un sector estratégico, complejo e influenciable por los vaivenes de la economía, siendo uno de los principales vectores que influyen en el costo de vida de los habitantes del país.

Las canonjías que siempre han obtenido los transportistas para no desbalancear demasiado la estructura macroeconómica nacional, han creado nomás dependencia de esa manera de comportamiento, siempre queriendo más facilidades. Ni por asomo olvidamos que es un sector, sí sacrificado por el esfuerzo que hace cotidianamente, pero que tiene respuesta que lo compensa con creces, al tener el transportista uno o más vehículos con los que incrementa sus ingresos.

Hoy se repiten las operaciones de gobiernos anteriores, dando más facilidades a los transportistas, esta vez créditos para que importen motorizados desde China.

Permítanme hacer observaciones. Estos vehículos deben ser construidos específicamente para transporte de pasajeros o, en su caso, como siempre ha sucedido, traerán torpedos, es decir un motor sobre chasis y la carrocería la construyen en el país, resultando un híbrido muy incómodo para el pasajero, pero favorable para el chofer, que puede llevar más pasajeros, como sucede con los minibuses. No importa que el diseño original no acepte esta aberración contra la comodidad y seguridad de quienes lo usen. Igual o peor está la situación del transporte interprovincial.

Así los modelos a escoger deberán estar, en el caso de La Paz, Oruro, Potosí y hasta Cochabamba, adaptados a trabajar en extremas condiciones, ya que la maquinaria de cualquier clase tiene una disminución hasta de un 30 por ciento de su fuerza debido a la altura. De esa manera deberían dejar nomás a los municipios, como en el caso de La Paz, poner el sistema de transporte que se desea.

Los “afectados” por esta circunstancia podrían conseguir un capital mayor, agrupados en entidades como sociedades anónimas, para pedir el aval gubernamental que les permita obtener motorizados de alto tonelaje, para transporte pesado. Comparando los precios de vehículos actuales, 15 de los mismos valen uno, pero contando con el aval del Gobierno pueden tener en propiedad societaria unidades para explotarlas con mejores perspectivas y menor esfuerzo físico.

Decíamos que este abarrotamiento de unidades en servicio público se debe a la hecatombe que se produjo de 1985 para adelante con la crisis de la minería y en general de la economía del país, por la cual miles de personas quedaron en la calle sin poder conseguir algún trabajo estable, pero con dinero como para comprar algún motorizado, como el medio para sobrevivir después de ser “relocalizados” de sus empleos.

Nadie en estos momentos está pensando en que una de las soluciones pasa por fortificar a este sector, ya que se acercan tiempos en los que serán requeridos los servicios de transportistas para movilizar millones de toneladas que pasarán por los corredores bioceánicos, porque irán tanto de salida hacia puerto, como de entrada hacia destinos que pueden ser los países al este de nuestro país. Y para eso debemos ser muy cuidadosos, ya que los chilenos están exigiendo “igualdades” para su sector transportista, a fin de sacar carga a Bolivia, lo que no les permite el Tratado de 1904, ya que es de exclusividad para los bolivianos.

En ese capítulo el país debe extremar esfuerzos para no dilapidar este tipo de oportunidades, ya que se deberá poner en servicio miles de vehículos de alto tonelaje, a fin de llevar carga a ambos extremos. Y esta es una de las revanchas que nos da el destino, al arrinconar a Chile con las mismas armas con las que nos arrinconó en nuestra cueva de altas montañas, sin darnos mayores facilidades. Por el contrario, como pan de cada día, las dificultades son mayores para nuestro comercio.

Para ello se deberá importar, reiteramos, motorizados de alto tonelaje, capaces de llevar containers, granos al por mayor, en fin, carga mayor de y hacia puertos a ambos lados. En consecuencia deberán ser creadas empresas con miles de camiones de este tipo, más aún si se hará una estación de trasbordo de carga en el límite de la frontera, para afrontar el intenso tráfico proyectado que va a pasar por estas carreteras.

Entonces podemos estar pensando en socializar el capital y las oportunidades de tener en propiedad un medio de generación de divisas para miles de personas que han estado condenadas a peregrinar en busca de empleo permanente.