En el auge del surrealismo

El surrealismo nació como movimiento pictórico y literario en los inicios del Siglo 20. Producciones de este género son ahora esporádicas, más aún en Bolivia. Sin embargo, la política lo puso en auge, como recurso para alterar la imaginación con la realidad.

Algo o mucho de ello hubo en Oruro con el discurso presidencial del 6 de agosto. En todo caso, la equidistancia permite reconocer que las buenas intenciones y los sueños son dignos de compartirlos, como parte de la pluralidad democrática y del respeto a las ideas ajenas.

Al ingresar en materia, cabe disentir con el carácter personalista -egocéntrico, dirán otros- que tuvo el informe. Por esta su caracterización, lucía más como oratoria de campaña electoral, antes que el informe de la primera autoridad de la nación, que tiene que ser impersonal y totalmente diáfano. Las anécdotas y los recuerdos individuales son aptos para ocasiones distintas.

En cambio, se incurrió en omisiones lamentables, por lo que la exposición panorámica de una gestión de gobierno se redujo a unos pocos temas seleccionados, probablemente por ser más gratos y próximos a satisfacer presuntas o determinadas conveniencias.

Es digno reconocer que se admitan falencias en la gestión oficial. Empero, esto se viene repitiendo desde hace siquiera dos años. Por tanto, cómo es que no se actúa con la eficacia y responsabilidad del caso, para no sólo atenuarlas, sino decididamente eliminarlas, porque dañan a los intereses del país y desprestigian al gobierno, de forma muy grave y peligrosa.

Carece de pulcritud el considerar que la presencia del narcotráfico es una “debilidad”, cuando su tendencia sigue siendo cada vez más creciente. Según una organización internacional especializada en la materia, el Centro Latinoamericano de Investigaciones Científicas (Celin), la producción de cocaína en Bolivia creció de 180 toneladas en 2011 a 265 en el primer semestre de este año.

El director de Celin en Bolivia, Franklin Alcaraz, declaró a EL DIARIO que tal crecimiento es el mayor que se ha producido en toda la historia conocida sobre estupefacientes en el país.

El diario Clarín, de Buenos Aires, considerado como el mayor de la Argentina, publicó el domingo pasado tres despachos de sus enviados especiales a la ciudad de Salvador Mazza (provincia de Salta), que limita con la localidad boliviana de Pocitos. De sus contenidos brota un escándalo mayúsculo y causa pasmo por la gravedad que entrañan.

En el orden económico, se advirtió una incoherencia. Mientras unas autoridades procuran crear condiciones favorables para la inversión, en la alocución de Oruro se la subestimó, diciendo que se desconfía de ella.

Acerca del crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) y del aumento del ingreso per cápita, el economista, académico y ex ministro de Hacienda Flavio Machicado Saravia escribió un artículo para el servicio noticioso Fides, en sentido de que las comparaciones y las cifras citadas no tienen correlato con la realidad matemática. En respaldo, ofrece un análisis muy pormenorizado.

En cuanto a los buenos resultados del sector financiero, habrá que aclarar que no es resultado de la gestión gubernamental. El crecimiento en depósitos se origina en el mayor circulante monetario, el blanqueo de ingresos ilícitos, provenientes del narcotráfico y del contrabando. Ello se plasma en la dinamización de la demanda. Los índices inflacionarios aparentan ser bajos, por haberse eliminado 10 productos alimenticios en su composición.

La nacionalización del petróleo y, en particular, del gas natural, no habría tenido lugar, si acaso en 1956 no se produce la Capitalización de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos). Las estadísticas del INE muestran que en 1995 YPFB exportó valor de $us 141.8 millones. Con la Capitalización, en 2005 se elevó a $us 1.427.5 millones.

De ahí en adelante, el valor del gas natural creció en forma espectacular, por el aumento de su precio en el mercado externo. Entre los años 2005-2011, el ingreso subió en 200.2%, en tanto que la producción hasta 2010 quedó paralizada en 40 millones de metros cúbicos por día, nivel alcanzado ya en 2005.