Batallas de la Confederación Perú Boliviana: Yanacocha

Después de firmado en La Paz el tratado de intervención en los negocios internos del Perú, el general Andrés de Santa Cruz, antes de dar el primer paso, consultó al Consejo de Estado y a la Corte Suprema sobre el proyecto que embarcaba su atención.

Obtenido el asentimiento de estas corporaciones, expidió los decretos de 23 de junio de 1835 por los que asumía la dictadura y delegaba el mando supremo de la República en el Consejo de Ministros; después de lo cual se puso en marcha sobre el Perú, a. la cabeza de 5.000 combatientes bien organizados y disciplinados.

Mientras tanto, el general Agustín Gamarra en el Cusco había reunido las fuerzas que comandaban los coroneles San Román y Lorena, viéndose de este modo a la cabeza de un competente ejército para oponerlo al general Orbegoso que se hallaba en Arequipa. Mientras que Gamarra y Orbegoso estaban a la cabeza de fuerzas rivales, Lima y todo el norte del Perú reconocían al general Felipe Santiago Salaverry como jefe supremo. Viéndose así Gamarra al frente de dos adversarios, Orbegoso y Salaverry, y no estando dispuesto a llevar a cabo sus compromisos con Santa Cruz, decidió al fin someterse a Salaverry.

“Era curioso ver -dice un historiador- esa mesa de intrigas políticas en que jugaban aquellos hombres. Santa Cruz mantenía correspondencia con Orbegoso y Gamarra, así como éste con Salaverry y Santa Cruz, hasta que por fin Gamarra rompió con Santa Cruz, declarándose por aquél”.

“En Puno recibió Santa Cruz la carta autógrafa en que Orbegoso le transmitía las facultades extraordinarias de que se hallaba investido. Allí mismo declaró Santa Cruz (10 de julio) que la Potencia mediadora se comprometía a procurar la reunión de las asambleas convocadas por el Presidente del Perú, a sostener sus deliberaciones y a entrar en la Confederación, si las asambleas se declaraban por la composición de dos estados independientes confederados entre sí y con Bolivia.

Reforzando el ejército boliviano en Lampa con una división peruana, Santa Cruz marchó en busca de Gamarra, que se encontraba en el Cusco, a la cabeza de 4.000 hombres.

A la aproximación de Santa Cruz, Gamarra ocupó con su ejército el cerro de Yanacocha; su derecha estaba apoyada por una montaña, escarpada, cubierta por más de 8.000 indios armados de hondas y palos, y su izquierda, por unos crestones elevados cuya circunferencia estaba ocupada por dos batallones.

A las diez de la mañana del 13 de agosto de 1835, el coronel Otto Felipe Braun recibió orden de atacar la izquierda del enemigo, que lo hizo ejecutar a su vez con el coronel Ballivián a la cabeza de sus cazadores. Análoga orden recibió el coronel Morán sobre la derecha enemiga con dos compañías del “Ayacucho” y “Arequipa”. El escuadrón “Escolta” cubría la retaguardia si bien su acción era nula por la naturaleza del terreno.

Gamarra durante el combate reforzó su izquierda con dos batallones. Santa Cruz mandó allí otros tres bolivianos. Desalojados en poco más de una hora los enemigos, se emprendió desde aquel punto un ataque combinado contra todo el ejército de Gamarra. Hora y media de un ataque vigoroso bastó para desalojarlo de ese punto y ponerlo en desordenada fuga”.

Cuéntase que Santa Cruz, antes de empezar el combate, llamó a los coroneles Braun, Ballivián, Morán y Guilarte, y señalándoles el cerro de Yanacocha, donde estaba el ejército enemigo, les dijo: “El que llegue primero a la cima del cerro, encontrará allí el PLUMAJE DEL GENERALATO”.

El que se adelantó primero fue Ballivián, “quien ascendió con presteza la rápida pendiente, mientras que Anglada había emprendido por otro lado un hecho semejante, logrando ambos apoderarse de una pieza de artillería, que los enemigos abandonaron. Los grandes hechos elevan el espíritu y lo disponen a las acciones nobles: los dos antiguos rivales, admirándose y haciéndose justicia uno a otro, se dieron un abrazo sobre el cañón; digna circunstancia ciertamente, para la reconciliación de los dos pundonorosos oficiales, que fueron ascendidos a generales en el mismo campo de batalla”.

Los muertos de ambas partes en esta batalla alcanzaron a 600; los heridos a más de dos mil. Destruido en Yanacocha el ejército de Gamarra, huyó éste a Lima, mas rechazado por Salaverry, se retiró al Ecuador y de allí a Centro América.

Santa Cruz, triunfante, entró en el Cusco.

EL DIARIO, 13 de agosto de 1925.

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