Paceños rinden homenaje a la virgen de Urkupiña

Cientos de personas se apostaron ayer en puertas de la iglesia de San Agustín para rendirle homenaje y culto a la virgen de Urkupiña.

Al igual que en Cochabamba, los creyentes adquirieron miniaturas y se “prestaron” piedras del calvario, para solicitarle favores a la Santa.

En la ciudad de Cochabamba los fieles toman “prestadas” las rocas con la promesa de que las regresarán el próximo año a devolverlas, después de recibir los favores. Se realiza una peregrinación en busca de los milagros.

Aida Vásquez, ciudadana oriunda de Cochabamba relataba: “el martes se realizó la entrada folklórica y el miércoles se iniciará la peregrinación y la extracción de piedras, además de la feria de miniaturas, como la de la Alasita paceña. Ahora como no estamos en La Paz ,no podemos dejar pasar esta actividad que la realizamos todos los años con mucha fe por la virgen que recibe la veneración y nos bendice desde donde estemos”, aseguró.

La tradición señala que se debe escoger piedras más grandes y se debe adquirir las miniaturas de acuerdo al anhelo del creyente.

Marisela Oropeza vendedora de miniaturas afirmó a EL DIARIO que “ los pedidos realizados a la Virgen de Urkupiña se cumplen”. “La gente viene a la iglesia a pedir terrenos, casas o autos y, después de cada promesa, regresa al siguiente año y dice que sus deseos se cumplieron”, apuntó.

También señaló que “esta costumbre cada año va acrecentándose con mayor fuerza porque a la ciudad de La Paz llegan cientos de cochabambinos que hacen de esta cultura religiosa , una mayor actividad”.

Carlos Pareja, devoto de la Virgen, señaló que si una persona cree en las rocas quebradas como si se trataran de dinero real, podrá comprar el auto, la casa o los artículos que necesita.

“Hace dos años que vine y la Mamita me concedió un negocio de abarrotes y me compré un auto. Cada año retorno por mis piedras, y gracias a éstas no me falta dinero ni trabajo”, aseguró.

Otro sector en el que se reunieron los devotos de Urkupiña en La Paz, fue villa El Carmen, camino a Los Yungas donde se asentaron yatiris (guías espirituales de los aymaras), abrigados con coloridos ponchos y encasquetados por su tradicional lluchu (gorro) andino. Éstos bendecían las miniaturas de los creyentes y también habían algunos que realizaban la ruptura de las piedras.

El tradicional sahumerio y la fe de los creyentes son prueba de que las esperanzas pueden materializarse.