Presencia de cárteles de narcotráfico

Después de muchas vacilaciones, el Gobierno asume la presencia en el país de peligrosos cárteles de narcotráfico de Colombia, México y Brasil. Los antecedentes y pistas del problema cursaron en poder del ministerio de la Presidencia desde octubre de 2011 y fueron remitidos al Misterio Público en mayo de 2012, organismo que con similar pausa abrió causa recién en días pasados a cargo del fiscal Marco Antonio Rodríguez, citando a posibles comprometidos, si bien, determinados colegas suyos habían efectuado eficaces investigaciones con anterioridad.

Dichas bases, más otros aportes de la expulsada DEA y la denuncia de la Canciller colombiana en oportunidad de la reciente Asamblea General de la OEA en Cochabamba, fueron colocadas en la congeladora y en algunos casos rechazadas como insidiosas por distintas autoridades del Gobierno, hasta que el peso de las evidencias los obligó a hacerlas públicas.

Es que instancias oficiales creen posible desviar la atención pública de hechos que, como éstos, deterioran su imagen, mientras el rumor se extiende causando mayor malestar. Al mismo tiempo, carcome su confiabilidad la contradicción entre las actuales medidas y el crecimiento de los sembradíos de coca a más de 30.000 toneladas-año. Este incremento, la expulsión de organismos especializados y bien dotados como la DEA y la maleabilidad de los organismos encargados del control de los ilícitos, son más que suficiente atractivo para el asentamiento de las mafias internacionales.

Parece que no han llamado la atención del Gobierno los claros “ajustes de cuentas” en el territorio, la multiplicación de fábricas grandes y pequeñas de cocaína, su extensión al Occidente del país y la participación de localidades enteras en dichos delitos y, por último, el apresamiento espectacular del Gral. Sanabria, hechos que no debían haber dado sosiego ni de día ni de noche para desatar la tupida madeja del narcotráfico. Inclusive sobre recientes comandantes generales de la Policía Nacional y de la FELCN recaen fuertes sospechas al respecto.

Por fin se abrirán investigaciones sobe el Grupo Especial Táctico de Delitos Especiales, INTERPOL, DIPROVE, FELCC y paradójicamente en la propia fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN). Asimismo, se barrunta que ex miembros de la Fuerza Aérea y civiles cruceños figuran en lista de sospechosos, aunque se teme que las anunciadas investigaciones sean demasiado tardías.

No sólo Bolivia es afectada por la cuantiosa coca excedentaria, sino por los cultivos de marihuana en cantidades no establecidas, empero la ministra de Información, Amanda Dávila, acaba de proponer la legalización del consumo de la hierba. Los países vecinos están reforzando sus resguardos fronterizos con nuestro territorio ante la copiosa exportación por tierra y aire de tales productos prohibidos, lo cual demerita la fama internacional del país.

Las omisiones en la persecución al delito de narcotráfico cuya alerta al propio Primer Mandatario fue dada por el senador Pinto, al presente asilado en la embajada brasileña, hacen dudar de que pese al levantamiento del velo que ocultaba afanosos trajines de altos, medios y aun bajos niveles policiales, determinen una acción decidida y eficaz de saneamiento policial por parte del Gobierno y de lucha contra la presencia de los cárteles. Sin duda, empeño duro por el terrible poder corruptor de los mismos, pero que pese a tantas advertencias no hubo oportuna respuesta de los órganos oficiales. Lo cierto es que a los muchos problemas nacionales se agrega esta mancha expansiva, comprometiendo a muchos e insospechados sectores.