El director de la carrera de Sociología de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), Víctor Uriarte, aseguró que son varios los factores que inducen a los menores de edad al consumo de alcohol pero principalmente es la falta de control de los padres quienes se encuentran más preocupados de ganar dinero que estar al pendiente de los pequeños.
“Son varios factores los que inducen a los niños a consumir bebidas alcohólicas a temprana edad, hay un descuido descomunal proveniente de los padres, están tan ocupados en ganar dinero que se desatiende a los hijos, ellos sin orientación incurren en actividades malas porque aún no poseen, con claridad, la capacidad de entender las consecuencias de sus acciones”, señaló Uriarte.
Manifestó, además, que la tecnología y el ritmo de vida actual evita que las personas brinden tiempo de calidad a sus familias. “La televisión, los juegos electrónicos, el internet y otros aspectos constituyen una barrera para el diálogo familiar; comer en la mesa escuchando sólo las voces de los miembros ya pasó a la historia, necesariamente debe estar prendido algún artefacto electrónico o simplemente cada quien come por su lado, ello logra que, en caso de algún conflicto, los hijos recurran a los amigos porque tienen más comunicación con sus semejantes que con los padres”, acotó el Sociólogo.
Otro aspecto que induce al menor a beber es el ejemplo de sus progenitores quienes pasan bastante tiempo en bares y cantinas.
“Por una cuestión de cultura y costumbres, el alteño encuentra cualquier motivo para hacer fiestas, todos los aniversarios barriales constituyen borracheras, los sacramentos religiosos del mismo modo, cumpleaños, fechas cívicas, logros educativos, todo es festejado con bebidas alcohólicas y los niños están asimilando que para estar feliz uno debe estar ebrio, eso acompañado de falta de orientación, tiende a impulsar con mayor velocidad, a los menores al alcohol”, arguyó Uriarte.
Desde el punto de vista sicológico el consumo temprano de alcohol concurre en afectar al individuo en el ámbito mental y emocional.
“A nivel mental ciertas conexiones se atrofian en exceso ello puede producir alucinaciones y peligrosas lesiones cerebrales, en el mejor de los casos, el menor pierde el sentido de límites y hace cosas que no las haría conscientemente”, manifestó Susan Murillo, sicóloga del centro CIES de Salud Sexual y Reproductiva en El Alto.
“A nivel emocional, beber causa dependencia, depresión, deterioro de la personalidad y pérdida de incentivo de vida; en caso de sumisión el individuo se aísla y en muchos casos, por falta de autoestima el niño puede llegar al suicidio”, señaló.
Para la sicóloga un menor que se introduce con al mundo del alcohol casi siempre trata o arrastra a más compañeros, formando una cadena que, rápidamente, corrompe la sociedad.
De la misma manera Murillo exhorta a los padres a prestar atención, de manera temprana, a los síntomas que presenta un menor cuando está ingiriendo bebidas u otras sustancias.
“Demostrará un cambio de actitud, si antes era hablador estará más calado, tendrá falta de apetito, bajo rendimiento escolar, intentará salir de casa con mayor frecuencia, se encerrará a menudo, buscará obtener dinero siempre e intentará aparentar de más edad”, agregó Murillo.
Por su parte, Víctor Uriarte sugiere a las autoridades que creen políticas más rígidas para controlar el expendio de bebidas alcohólicas a menores de edad.
“Las autoridades están ignorando el peligro que el alcohol significa para la sociedad, un impuesto de 10 centavos no me parece suficiente para regular la bebida, necesitamos más restricciones para el comercio de licor; y dentro de la familia de la misma manera, constituye una micro sociedad que necesita comunicación, normas, reglas, sanciones y disciplina”, aseguró.
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