Un territorio que peruanos y bolivianos llaman suyo

Como gran parte del territorio nacional, la localidad de Suches no cuenta en la actualidad con un límite bien establecido, es un lugar que bolivianos y peruanos llaman suyo, sin tener claro cuál de los dos bandos tiene la razón.

Un caudal de río de la mitad de un campo deportivo es el único elemento que divide a dos Estados, son alrededor de 50 metros unidos por puentes rústicos hechos por los propios vecinos del lugar.

El control policial es escaso y en muchas ocasiones la agresividad y el enojo invaden a los ciudadanos quienes, ante la proximidad, tienen reacciones adversas al buen convivir.

Ya en repetidas ocasiones, se denunciaron incursiones de pobladores peruanos hasta el territorio boliviano, pero las autoridades dictaron soluciones paliativas que luego de un tiempo se extinguieron para que los conflictos vuelvan a tomar su lugar.

El territorio es tradicionalmente minero, pobladores de ambos estados buscan cada día la forma de llevar a sus familias el pan del día a través de la extracción del oro, allí el frío, la lluvia constante y el daño al medio ambiente no importan, sólo prevalece el deseo de supervivencia.

Si bien los alrededores de la plaza principal cuentan con energía eléctrica, la mayor parte de la población vive a algunos kilómetros a la redonda donde pasan sus noches gracias a los generadores y las antenas parabólicas que les permiten estar conectados con el mundo.

Para llegar al lugar es necesario un automóvil 4x4 por lo que los lugareños presentan sus flamantes camionetas como grandes trofeos a los visitantes. Los accesos son limitados y se deben cruzar pajonales, montañas y vertientes que nacen de los nevados que forman el límite de su jurisdicción, además, son pocos los valientes que viajan de noche o en la madrugada ya que, según relatos de los comunarios, delincuentes asaltarían los automóviles con armas de fuego ante la falta de uniformados que les brinde seguridad.