Fonomímicos

Algunos programas “serios” de la noche ahora alternan con artistas de renombre como por ejemplo Enrique Salazar en “Que no me Pierda”, quien invita a cantar a mariachis, villeros, solistas, etc. A veces, como él mismo reconoce, envía la pista equivocada y las muecas se van por todas partes; Gonzalo Galindo, en La Paz, goza con estas fallas. Ni qué decir de los grupos folklóricos donde las zampoñas suenan como saxo, las trompetas imitan a un piano, las quenas y guitarras criollas a un órgano. Los vocalistas, la mayoría engafados, estrafalarios y a veces con barbijo, nos dicen que están cantando y debemos creer a estas estrellas. Dos de los cancheros internacionales eran Manolo Otero y Raphael que se olvidaban las letras de sus propias canciones y para disimular su “fonomímica” se tapaban la boca con el micrófono. A los Nocheros les pasó lo mismo en un Festival de Sambas. En cambio doña Gladys Moreno cantaba de verdad. Algunos “productores de poca monta” siguen faltando el respeto al televidente.

Wilfredo Landa A.