La fe en la Virgen María mueve a miles de devotos en agosto

Miles de devotos se movilizan durante el mes de agosto en devoción a la Virgen María en diferentes lugares del país, quienes a pie o con celebraciones mediante la danza, recorren grandes kilómetros para visitar el santuario y renovar sus promesas impulsados por la fe.

Entre las celebraciones que tuvo el mes de agosto, está la Festividad de la Virgen de Urkupiña en Cochabamba, la Virgen de Copacabana en La Paz y la Virgen de Chaguaya en Tarija, las cuales, al arrastrar a miles de promesantes que no se pudieron cuantificar, también recauda millones de dólares.

Por ejemplo, la Festividad de la Virgen de Urkupiña, tiene un movimiento económico de 25 millones de dólares, por la cantidad de feligreses que asisten a la zona, según los cálculos del alcalde del lugar, Charles Becerra.

Pareciera que la Virgen bendice el lugar donde se la venera, con abundancia espiritual y económica por la cantidad de viajeros que llegan a renovar su fe.

Cada una de estas celebraciones tiene características diferentes de acuerdo a la cultura de los pueblos donde se realiza la festividad religiosa y una historia que contar.

VIRGEN DE URKUPIÑA

La festividad de la Virgen de Urkupiña, que se celebra del 14 al 16 de agosto en Quillacollo, nace desde la aparición de la Virgen con el niño Jesús en sus brazos a una pastorcita del lugar, quien cuenta a sus padres el acontecimiento y éstos, lo corroboran con el párroco del lugar, cuando van hasta el cerro de Cota, donde pastoreaba la niña y presencian la asunción de la Virgen con el su hijo.

La fiesta de la Virgen de Urkupiña se ha convertido en una festividad tradicional y folklórica, que convoca a variadas agrupaciones juveniles de danzas autóctonas, a realizar un largo recorrido mediante el baile, como una forma de veneración a la Virgen, con una entrada folklórica llena de colorido, música, danzas, belleza y fe.

Este año, la peregrinación partió a las 0:30 de la madrugada desde la plaza principal 14 de Septiembre hasta Quillacollo, donde se realizaron dos misas simultáneas. Otra de las características es la extracción de las “piedras” que según las creencias, simbolizan la abundancia material y económica.

VIRGEN DE CHAGUAYA

La Virgen de Asunción, conocida como la Virgen de Chaguaya (Tarija), por el lugar de aparición y donde se realiza la devoción desde el 15 de agosto al 14 de septiembre, tiene una historia similar.

La leyenda, data del año 1750, cuando la imagen de la Virgen María envuelta en un manto de luz multicolor, apareció por la noche en la copa de un molle, a una pareja de pastores que volvía de su trabajo. Mientras más se acercaban, la luz era más incandescente y maravillosa. Cayeron de rodillas y besaron el suelo exclamando “¡Virgencita mía, bendito sea Dios!”, pero al levantar la cabeza vieron que la imagen desapareció.

Al otro día, a la madrugada, visitaron el mismo lugar y se encontraron nuevamente con la imagen de la Virgen, la cual llevaron hasta su casa y contaron a los lugareños sobre la aparición, pero cuando los llevaron para que veneren la imagen de la Virgen, ésta desapareció y fue encontrada nuevamente en el lugar inicial envuelta en un rayo de luz. Al amanecer del otro día los pobladores levantaron la primera capilla, donde se veneró la imagen de la Virgen de Chaguaya. En la década de 1980 se construyó el actual santuario, que fue declarado basílica.

Hoy en día, miles de feligreses visitan Chaguaya, una gran cantidad de creyentes se dirigen en peregrinación desde la ciudad de Tarija y también desde Bermejo, recorriendo grandes distancias a pie. La “mamita de Chaguaya también es visitada por ciudadanos argentinos que año a año van a renovar sus promesas.

Otra de las manifestaciones de los feligreses, es hacerse pisar con la Virgen una vez que llegan al Templo, lo que significa una bendición para el peregrino.

VIRGEN DE COPACABANA

El 2 de febrero y el 5 de agosto, se venera a la Virgen de la Candelaria en Copacabana en La Paz, su historia data de alrededor de 1580, cuando Tito Yupanki, descendiente del inca Wayna Qhapak, quien era escultor aficionado, labró de forma rudimentaria una imagen de la Virgen, con la ilusión de que una vez hecha la imagen se realice una cofradía en el lugar. Fue colocada a un lado del altar por el Padre Antonio de Almedia, que hacía de párroco, pero una vez que éste dejó Copacabana, se hizo cargo del lugar el predicador bachiller don Antonio Montoro, quien al ver esa imagen desgarbada, tosca y sin proporciones, mandó sacarla del altar y llevarla a un rincón de la sacristía.