Lo que no debemos callar
Cuando al presidente Evo Morales se le ocurrió la idea de conformar una Dirección que se dedique al tema de la reivindicación marítima, con el nombre de “DIREMAR”, nos permitimos observar aquella decisión, puesto que originalmente se contaba con otra institución que emergió en el pasado, la misma que estaba conformada por personalidades y especialistas que habían aplicado lo mejor de sus conocimientos en materia de historia y derecho internacional, de manera que sus recomendaciones fueron resultado de esos conocimientos.
Lo curioso es que aquella decisión fue fruto de la frustración en la que se vio envuelto el Gobierno, porque creyó que la relación de amistad que mantuvo con la presidenta chilena Michelle Bachelett, sería suficiente para lograr el objetivo de la reivindicación marítima, seguramente considerando la línea ideológica “socialista” (entre comillas) de aquel régimen, sin percatarse que en Chile continúa vigente el Proyecto Nacional de Diego Portales, elaborado en el año 1836, que fue aplicado con habilidad para lograr el fracaso de la Confederación Perú Boliviana, y trazar la geopolítica expansionista chilena.
Lamentablemente, cada Gobierno nacional adopta su propia política, lo que le da discontinuidad y falta de coherencia a nuestra posición nacional, que no se concreta en una tendencia racional y uniforme que encauce las energías del poder nacional en una sola dirección.
Bolivia necesita un Proyecto Nacional coherente, que tenga una duración para por lo menos dos o tres generaciones, el mismo que no debería ser transgredido o modificado por ningún Gobierno, de manera que se constituya en una suerte de catecismo nacional.
No podemos dejar de mencionar a Gonzalo Romero Álvarez García, Edgar Oblitas Fernández, Adalid Valderrama, Jorge Escobari Cusicanqui, Juan Pereira Fiorilo, Gustavo Fernández, Humberto Cayoja Riart, Agustín Saavedra Weise, que con patriotismo dieron al país las mejores pautas para diseñar la nueva estrategia, las que infelizmente no están siendo aprovechadas por el entorno del presidente Morales.
El gran error de la creación de DIREMAR es haber encargado esta entidad a ciudadanos que no tenían ni idea del problema, y lo lamentable es que hace unos días su actual Director salió con una impronta digna de Ripley, incurriendo en un craso error y asumiendo una facultad que está reservada a la Cancillería o al Ministerio de Defensa. Lo peor es que apareció un diputado abogando por aquella impronta. Lo cierto es que el presidente Morales está siendo mal dirigido en este tema.
“Nuestra relación externa con Chile no está en el plano de la igualdad”, sostuvo el Gral. Humberto Cayoja Riart. Y aquella posición se sustenta en el hecho de que estamos sometidos a su tradicional política prepotente, a la expansión de su economía y sus intereses, bajo el manto del neoliberalismo. Su consigna y acción se manifiesta en “negocios pero no mar”, como manifestó Cayoja Riart.
Continuos cambios en la política nacional y excesivo sectarismo partidista, con posiciones mesiánicas y unipersonales que no interpretan cabalmente las aspiraciones y opinión de la sociedad boliviana, llevándonos a un papel ridículo, ha sido la constante en el escenario nacional.
Recomendamos la tarea de conocer en profundidad acerca de Chile, porque consideramos elemental que todo político se plantee este tema, para proponer al pueblo boliviano y al Gobierno una política exterior coherente y racional respecto al vecino país, a la cual todos los gobiernos deberán darle continuidad y firmeza hasta lograr ese objetivo nacional permanente de retorno al océano Pacífico.
(El ejercicio del poder corrompe y su sometimiento degrada).
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