Escollos en la consulta en el Isiboro - Sécure

El asunto de la apertura de un camino por el corazón del territorio del Parque Isiboro - Sécure, también llamado TIPNIS, ha devenido en un problema peliagudo que no tiene fin. A medida que pasa el tiempo el conflicto se hace más engorroso y al parecer no tiene visos de solución a corto ni mediano plazo.

El problema del TIPNIS ya va a cumplir dos años y en vez que se resuelva, día que pasa choca con insalvables dificultades, creando una situación de malestar en la población. Y es que, pese a la consulta propuesta por el Gobierno, surgen obstáculos que nadie esperaba, lo cual hace que la solución del asunto sea postergada para las calendas griegas.

La Octava Marcha de los indígenas del TIPNIS terminó con el decreto de intangibilidad, pero en vez de que el caso sea resuelto, más bien fue embrollado de manera increíble, tanto por parte de los indígenas como del Gobierno, a tal extremo que se volvió al punto cero con el objetivo de empezar otra vez lo que ya se había empezado.

El intento de solucionar el asunto por medio de la “consulta” tampoco está encontrando la vía para acabar con el problema, y se ha llegado al caso de proponer que sea suspendida o por lo menos postergada su realización, argumentándose que se choca con dificultades inesperadas, pero en particular la resistencia de los pobladores del Parque, los mismos que, de una u otra forma, se oponen a la presencia de los encuestadores.

Empero esos escollos no serían de gran magnitud ante la aparición de otros mayores que en realidad hacen imposible realizar la consulta y que llegue a resultados capaces de definir la situación. En realidad, el verdadero problema para la consulta oficial consiste en que su realización es casi imposible debido a la extensión del territorio que ocupa el parque, la misma que llega a un millón de hectáreas, superficie extensa que no es como un pañuelo, como creen quienes no saben lo que es la hectárea.

La superficie del Parque Isiboro - Securé es de 10.000 kilómetros cuadrados, es decir una extensión considerable, además muy difícil de penetrar, menos por personas inexpertas, que nunca han estado en zonas de esa naturaleza. Así mismo el territorio del TIPNIS está cubierto de montes impenetrables, ríos insalvables, zonas boscosas llenas de insectos y animales peligrosos, sin considerar que a falta de caminos y senderos es necesario llegar a punta de machete a los sitios poblados.

No se debe dejar de tomar en cuenta que esa zona es de alta precipitación pluvial, que ayuda a proliferar colonias de mosquitos, algunos de ellos transmisores de enfermedades peligrosas que pueden infectar a los consultores, la mayoría de ellos “collas” que carecen de experiencia en ese tipo de terreno, que no son inmunes a algunas enfermedades, no están acostumbrados al clima y otros cientos de problemas que, finalmente, hacen poco menos que imposible que la consulta llegue a feliz término ni a corto ni a largo plazo.

El principal obstáculo que enfrenta el Gobierno en el asunto del TIPNIS no son los indígenas del lugar, ni la oposición de los sectores urbanos ni la resistencia de algunas organizaciones, o la falta de recursos, etc. La dificultad se encuentra en que la zona es demasiado extensa, está cubierta de bosques y cruzada por ríos, existen enfermedades y peligros sin cuento, el personal no está acostumbrado al clima ni a la topografía del terreno, se aproxima la época de lluvias y, en fin, todo se opondría a que la consulta tenga el éxito esperado.