La noticia de perfil
Al conocer que más de cuatrocientos reos bolivianos que se hallaban en cárceles chilenas llegaron a nuestro país después de ser indultados por la Justicia chilena, no pude menos que derramar salados lagrimones desde mi ojo derecho, que es el único que me funciona y todavía llora para testimoniar mis sentimientos.
Al verme llorar, mi compasiva comadre cochabambina se unió a mi llanto y lo superó en intensidad porque ella llora con sus dos ojos y porque nuestras cholitas cochabambinas o paceñas se desbordan en lágrimas hasta por motivos nimios, como la imposición de una multa por la autoridad municipal e inundan su territorio en los sepelios, siendo solamente superadas por las plañideras griegas, como vemos en as tragedias de Sófocles y otros maestros de Grecia.
Cuando pudimos hablar, luego de habernos mojado mutuamente, cual si estuviéramos en épocas carnavaleras, resolvimos cambiar nuestras ropas por otras prendas recién calentadas por la plancha y mi comadre pudo decirme que es triste el encierro carcelario, debe serlo mucho más sufrir una condena en cárceles extranjeras, donde la soledad se multiplica haciendo para el reo más dolorosa su pena.
Como la chola cochabambina advirtió que seguía yo llorando por mi ojo derecho, quiso atenuar mi pena y me cantó en la oreja los versos de una tonada nacional que dice: “estás triste, negro, dime, pues, por qué, estando a tu lado tu negra adorada...”. Agradecí su intención de atenuar mis penas y le dije: “Esos bolivianos indultados por la Justicia de Chile son más felices que yo y los periodistas de la Agencia de Noticias Fides (Padre José Gramunt de Moragas), mis colegas de EL DIARIO y de Página Siete porque jamás seremos indultados por los jueces que sirven al gobierno del presidente Evo...”.
La bondadosa cholita se levantó de su silla y poniendo sus manos a la cintura me dijo: “Yo no permitiré que ningún juez ni fiscal quiera encarcelarlo o acallarlo sin derecho a indulto o trate de acallar a las empresas periodísticas mencionadas y echaré en cara a las autoridades que hasta Chile indultó a 400 reos bolivianos, mientras que ustedes, periodistas bolivianos, tienen que vivir amenazados y con la espada de Damocles sobre sus cabezas...”.
Agradecí la valiente actitud de mi comadre y rogué a Dios que proporcionara una chola de agallas como mi comadre a cada uno de los periodistas que seguiremos escribiendo en los medios mencionados diciendo la verdad y solamente la verdad.
Macacha también hizo votos porque cada uno de los periodistas tuviera como amiga y defensora a cholitas como ella y reiteramos nuestra alegría y felicidad por los cuatrocientos reos bolivianos indultados por Chile y también por nuestras autoridades.
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