Y mientras tanto... ¿qué?

Se ha dicho casi todo lo que había por decir para explicar, de manera racional, la sinrazón del afán gubernamental de “sentar un precedente” con “una sanción drástica” a la Agencia de Noticias Fides, EL DIARIO y Página Siete. Si esa es “decisión política”, de nada servirá ya seguir argumentando. Por mucho que no existe delito alguno y por buenos que sean los alegatos jurídicos para demostrarlo, es fácil suponer el resultado.

Si es así, sólo hay que desear que alguien haga una evaluación “costo-beneficio” de seguir en ese afán. Y que sea con la cabeza, porque el hígado provoca reacciones irracionales, generalmente. El costo político puede ser muy alto para la satisfacción de sancionar sólo por revancha. La historia está llena de ejemplos. Aunque eso debe interesarle sólo al gobierno, preocupa el impacto de esa acción.

No hay democracia donde no son respetadas las ideas ajenas, las garantías constitucionales, las leyes que regulan la convivencia ciudadana y, sobre todo, principios y valores.

El problema está en un punto crucial. Es simple de resolver aplicando correctamente las leyes. Pero es muy complicado por su connotación política. Sobre todo para la fiscal que debe probar que hay delito para juzgar. La historia juzgará mañana acciones y decisiones de hoy.

Pero mientras ese tema copa hoy agenda, hay otros más importantes relegados a segundo plano. Por ejemplo el del “regimiento ecológico” creado con rapidez poco habitual y con funciones tan poco claras como la insistencia en hacer un camino por el TIPNIS. ¿Habrá algún análisis costo-beneficio de llevar militares a un territorio cuyos propietarios defienden tenazmente? Puede ser el principio del fin de las naciones indígenas mediante la destrucción de su hábitat.

¿Más temas? Pese a la anécdota de ver altas autoridades girando en torno de “dos toneladas de material radiactivo” sin temor a la contaminación, merece investigar su hallazgo en pleno centro de La Paz. ¿Qué antecedentes llevaron a investigar un caso tan insólito?

Vale la pena saber también por qué el teleférico de La Paz costará el doble que uno similar instalado en Colombia si sólo subió el precio del acero, o en qué están los casos de corrupción en YPFB, o por qué hay avasallamientos con impunidad no sólo de minas sino también de predios urbanos. ¿Por qué se desconoce aún quién es responsable de la masacre en Chaparina si el vicepresidente dijo que sabía quién era y la persona que estaba al mando entonces se va ya como representante en la ONU?

El hecho es que el país sigue andando, por mucho que se pretenda acallar a la prensa cuando hay en el tintero y entre grandes signos de interrogación muchos otros temas como esos. Incluso el del juicio de marras.