Una jornada gris para el reportero de EL DIARIO

Tomaron como rehén al reportero gráfico, lo mantuvieron secuestrado durante seis horas y lo sometieron a un interrogatorio a su manera. Al final lo liberaron, tras leer una nota del periódico en la que se les pedía tolerancia, y obligarle a borrar de la memoria de la máquina todas las fotos obtenidas en la jornada.

Ayer no dejaron que el fotógrafo cumpla su tarea, pese a las explicaciones. Asumieron una actitud beligerante y al final accedieron a liberarlo.

El lugar se denomina Villa Rosario está ubicado en la carretera a Oruro aproximadamente a 15 kilómetros de la Ceja de El Alto. Allí vive un grupo de personas en una extensión de 20 mil metros cuadrados, aunque no tienen los papeles y aseguran que están en trámite.

Al rescate del reportero gráfico fueron dos periodistas, con una nota membretada en la que se confirmaba que el reportero gráfico retenido trabajaba en EL DIARIO.

Los captores impusieron sus decisiones, porque su palabra es la que decide y no llegan hasta allá los policías. Es un lugar frío con abundante paja brava. En el lugar se advierten casa de dos pisos en aproximadamente 250 metros, otros todavía tienen un cuarto techado con calamina. Una cancha de tierra al lado de las viviendas es el centro de distensión y de reuniones.

Hablar aymara es una ventaja. Fue, en última instancia, el factor favorable para que soltaran al eventual rehén, ya que unas ancianas le dieron, la dirección a uno de los reporteros donde habían conducido al joven reportero gráfico. Una caminata de media hora hasta Tilata permitió rescatar al compañero de trabajo en el módulo policial, donde no se encontraban agentes del orden.

En el módulo policial estaba detenido el reportero de EL DIARIO, seis personas lo custodiaban. Accedieron a liberarlo, siempre y cuando cumpliera las exigencias del grupo. Se quedaron con la credencial y se comprometieron a devolverla en un tiempo prudencial.

En Villa Rosario se vive de una manera particular, porque hasta esta zona no llegan los agentes del orden y casi nadie se animaría a comprar un terreno, porque los habitantes de este sector (loteadores) para unos, (avasalladores) para otros, (legítimos propietarios) para sus habitantes, el tener un techo está por encima de todo.