La verdad aunque duela
Vivir con autenticidad, ser siempre uno mismo es una de las señas de identidad del sabio, que incluye tranquilidad de espíritu, autosuficiencia, uniformidad y continuidad en el modo de pensar, coherencia entre lo que se dice y hace, el cuidado de sí mismo y respeto a los demás. A ello aspiraban algunas escuelas filosóficas, como la del cinismo en la antigüedad. Como aclaración mencionemos que el filósofo busca vivir lo más sabiamente posible.
¿Hace falta hoy un poco de sabiduría para vivir? Veamos qué nos puede aportar la escuela de los filósofos cínicos del pasado. Olvidándonos de los “cínicos” de hoy y que ni son auténticos, por razones obvias haremos sutiles comparaciones con los actores y acontecimientos actuales.
Los cínicos practicaban la parresia de un modo sin parangón en la antigüedad. Significaba, en griego, libertad de palabra, literalmente ser uno mismo en el decir y en el mostrarse a los demás con sinceridad, honestidad, nobleza, sin ocultar algo, sin mezquindad, falsedad, hipocresía, sin engañarse a uno mismo y a los demás. A continuación expondremos algunas formas de filosofar de antaño:
Antistenes (446-366 a. C), fundador del cinismo, aprendió habilidad retórica de sus discípulos “sofistas” Gorgias y Sócrates, de quienes asimiló su firmeza de carácter y los beneficios de esforzarse para el propio bien.
Cuando le reprocharon su origen, por ser hijo de una pareja de esclavos, él repuso que tampoco era hijo de dos luchadores, pero que él era un luchador. Hoy desconocemos el origen de ciertos personajes que se jactan de ser revolucionarios con base en sofismas. También decía que “prefería caer entre cuervos que entre aduladores, pues unos devoran cadáveres y los otros seres vivos”. Entre nosotros ya sabemos quiénes son los aduladores en ejercicio.
En una ocasión de visita a Platón enfermo, al ver una palangana donde había vomitado, irónico le dijo: “Aquí veo tu bilis, pero no tu vanidad y soberbia”… En el caso de muchos del actual Gobierno, sin necesidad de vomitar todo sale a flote.
Diógenes, un filósofo - héroe cínico, admirador de Antistenes, una vez alcanzándole su bastón le dijo: “¡Pega! No encontrarás un palo más duro que me aparte de ti mientras crea que dices algo importante y agradable a mis oídos”. Caso parecido al de un jefe mostrando el bastón de mando y dirigiéndose a sus allegados.
Decía Diógenes que los hombres compiten en maltratarse entre ellos y cavar zanjas, pero ninguno en ser honesto. Se entusiasmaba con los eruditos que investigaban desventuras ajenas mientras ignoraban las suyas propias. Se extrañaba de los matemáticos o físicos que estudiaban el sol y la luna descuidando sus asuntos personales. De los oradores que decían preocuparse de las cosas legales o justas y jamás las practicaban.
En nuestro medio hay políticos que compiten en hacer daño al pueblo. Un “erudito” en economía ha declarado que nunca lleva un “mango” en su bolsillo, nada “hace carne” en su economía y manipula las estadísticas para desventura del ciudadano. No falta un matemático que de tanto preocuparse por los números, se olvidó de la implicación del cinismo en su vida personal. Sin mucha oratoria los gobernantes han convertido la justicia en un degolladero político.
En una oportunidad le dijeron a Diógenes: “La gente se ríe de ti”, a lo que contestó: “También de ellos los asnos algunas veces se ríen; pero ni ellos se cuidan de los asnos, ni yo de ellos”. Lamentablemente estamos gobernados por quienes se mofan del pueblo y cometen muchos errores en nombre de su ideología.
En tiempos inmemorables existían miles de filósofos cínicos pero “sabios”, razón por la cual el cinismo antiguo puede servir de eficaz antídoto contra el cinismo incrustado en la sociedad actual, especialmente en las instituciones políticas, que no tienen moral o tienen una doble moral, que cuando son censuradas o desenmascaradas acusan a la prensa por sus torpezas.
Con frecuencia sus actos no reflejan sus discursos, con cinismo quieren “cambiar todo” e irónicamente adoptan aquello de “es de sabios rectificar”.
El autor es docente universitario.
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