Israel Camacho Monje
Los ciudadanos nos hemos sorprendido la noche del martes 31 de julio, cuando en un programa de televisión local se abordó el tema de las “casas de empeño”, que desde hace tiempo están proliferando de manera alarmante en la ciudad de La Paz y seguramente en los demás departamentos del país.
Quedamos pasmados cuando una autoridad municipal, invitada a dicho programa, dijo “que las casas de empeño no tenían control alguno”, porque al no estar registradas legalmente, tampoco tiene autorización o licencia de funcionamiento, por lo tanto ni la Policía y mucho menos la Alcaldía Municipal pueden hacer algo, ante las reiteradas denuncias sobre cobros indebidos por concepto de altos y prohibitivos intereses que rayan en la usura y apropiación delictiva de las prendas dejadas en garantía.
Escuchamos el testimonio de un humilde ciudadano que fue víctima del propietario de una de estas casas de empeño. Necesitado de cierto monto de dinero, el mencionado señor acudió a tal recinto con la respectiva prenda de garantía, donde le dieron un préstamo que correspondía al 25% de la garantía, y sólo por 15 días de plazo. Pero cuando se hizo presente, un día después del plazo señalado, para recoger la prenda, se le cobró por concepto de castigo el 50% de lo prestado originalmente. Este es un delito de “usura”.
Ahora bien, si la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), ex Superintendencia de Bancos de Bolivia, controla a las instituciones bancarias que funcionan en el país (cuyas actividades principales son dar préstamos a las personas con la garantía de otros cuentacorrentistas, otorgar créditos a empresas con la garantía de bienes e inmuebles, y además recibir depósitos monetarios por determinados plazos y sujetos a una escala de intereses a pagar), ¿por qué REHUYE la tarea de ejercer control de todos los negocios que libremente funcionan con los rótulos de “financieras”, “cooperativas de ahorro y crédito” que captan grandes capitales con el ofrecimiento de pagar altos intereses; así como de las “casas de empeño” y “casas de consignación” que abusivamente cobran elevados intereses?
Como por analogía hay relación entre préstamo, ahorro e intereses por cobrar y pagar, que están en el rubro económico, monetario y financiero, se imponía un riguroso control sobre las mismas, y no salir por la tangente con la reiterada publicación de avisos de prensa, de prevención a la ciudadanía, en sentido de que determinadas “financieras y cooperativas” no están autorizadas por la ASFI y, por lo tanto, ella no se hace responsable de que algunos inviertan mal sus ahorros. Pero al mirar a otro lado permite su funcionamiento y por consiguiente se vuelve cómplice de estafas, robos y engaños al pueblo.
La ciudadanía considera que algo está pasando en la ASFI, ya que si asegura que los negocios señalados más arriba no están autorizados, ¿por qué no proceden de inmediato a su clausura y enjuician por ley a sus promotores? ¿Verdad que sí?
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