Buenas y malas de septiembre

Según IPSOS se habría registrado una suerte de empate entre pesimistas y optimistas respecto al rumbo del país. Esta opinión fue recogida en La Paz, El Alto, Santa Cruz y Cochabamba, ciudades que concentran a la cuarta parte de la población del país. El dato es inédito, rompe con el inercial pesimismo de los bolivianos y me obliga, en consecuencia, a introducir una mirada equilibrada de las buenas y malas noticias del país a tiempo de arrancar el mes aniversario de mi querida Cochabamba.

La realización del “Día del peatón” en las ciudades más importantes del país ha sido un interesante legado que tuvo su origen en la llajta, donde esta práctica tiene larga tradición y que, a estas alturas, debiera colocar metas más ambiciosas, como dar el primer paso para convertir a la ciudad jardín en la ciudad de las bicicletas, como alternativa de transporte multimodal, en lugar de hacer gala de ser una urbe atiborrada de vehículos chutos nacionalizados.

Lo cierto es que la iniciativa del “Día del peatón” cobró cuerpo y no deja de ser un antídoto ante las tensiones urbanas, para convertirse en excepcional momento de sano esparcimiento, donde entre caminatas, bicicletas y deportes, la gente y las mascotas toman parques, calles y otros espacios públicos.

Sin embargo después del gusto viene el disgusto, cuando al disfrute le sigue la evidencia de mucha basura y deshechos de todo tipo, entre los cuales no falta la evidencia de que nuestras queridas mascotas no habían sido seres celestiales. En fin, el “Día del peatón” nos deja no sólo el consuelo de contar con aire algo más limpio, sino también la certeza de que aún falta mucho por avanzar en cuando a cultura urbana y respeto al espacio público, cuando de manejo y disposición de nuestros propios deshechos se refiere.

Dicho esto, y como en proponer no hay engaño, sugiero darle valor agregado a las próximas jornadas de algarabía peatonal, incluyendo actividades que promuevan nuevas prácticas urbanas que honren la premisa de que una ciudad limpia no es aquella que más y mejor se limpia, sino la que sus pobladores menos ensucian. La Alcaldía de La Paz y otras tienen experiencias exitosas en el campo de la pedagogía urbana. La señalización vial en el cambio de rutas y otras medidas efectivas en la difícil tarea de modificar comportamientos citadinos no deseados se suman a las buenas noticias de este septiembre que apenas comienza.

Otro factor a destacar es la mejora incuestionable de la calidad en la atención del Servicio General de Identificación Personal (SEGIP), que apenas cumple un año de gestión. Existe la opinión generalizada de que con tecnología, buena información y cordialidad, se ha facilitado el acceso a este servicio tan cotidiano e imprescindible para el ejercicio de otros derechos ciudadanos, erradicando privilegios, dilaciones, burocracia y corrupción.

Sin embargo, septiembre se inauguró con dos hechos cuya injusticia se encubre en medio de la bonanza y el abuso de la propaganda del Gobierno central. En este mes se cumplen cuatro años de la reclusión preventiva de Leopoldo Fernández, ex gobernador de Pando, que en su momento gozó de la simpatía del presidente Morales, quien presumo sabe, en su fuero interno, que hizo lo que pudo para impedir las muertes de ese trágico septiembre de 2008. También se cumplen 100 días desde que el senador Róger Pinto goza de la protección y asilo de Brasil y al que inexplicablemente se le niega el salvoconducto. Son datos de la realidad que nublan el horizonte de una democracia próxima a cumplir 30 años de vigencia ininterrumpida.

La autora es psicóloga, politóloga y ex legisladora.