Desafortunadamente, en momentos en los que suben las cotizaciones de metales y minerales y se puede obtener ganancias, el país registra la paralización casi total de inversiones en la minería, lo cual significará grandes pérdidas para la economía del pueblo boliviano. Ese ostensible problema se debe principalmente a la paralización de las inversiones en dicho sector por causa de erradas políticas oficiales que, por lo demás, al parecer no tienen la menor posibilidad de ser corregidas o sustituidas por otras.
La paralización de las inversiones en minería se originó hace algún tiempo debido a erróneas medidas, falta de un Código Minero y al terror que sufren firmas nacionales y extranjeras que se encuentran en el país, temor que se origina en disposiciones políticas inadecuadas y, principalmente, a la ocupación de yacimientos mineros en exploración o explotación de parte de organizaciones de comunarios o cooperativistas que desconocen los alcances de la propiedad privada y en algunos casos hasta leyes fundamentales.
La paralización casi total de inversiones en minería se registra con mayor intensidad en meses recientes con motivo de los sucesos en la mina Colquiri, pero en especial por los hechos de violencia que se registraron en el yacimiento de Mallku Khota, considerado uno de los más grandes del mundo por su potencial de Indio, mineral estratégico.
Como se recuerda, la región de Mallku Khota estaba siendo explorada por una firma canadiense que ya había invertido alrededor de 15 millones de dólares y ofrecía convertirse en una explotación más grande que San Cristóbal, que actualmente es uno de los principales sostenes de la economía nacional. Empero, por presión de comunarios de la región, la empresa tuvo que retirarse del lugar y enseguida el yacimiento fue estatizado para su explotación por parte de COMIBOL.
Los hechos producidos en Colquiri, Mallku Khota y varias decenas de minas que estaban operando en el país han determinado un estado de preocupación y temor entre los productores mineros, pero en particular en empresarios que estaban interesados en hacer importantes inversiones tanto para obtener beneficios empresariales como para beneficiar al país con recursos frescos y otras ventajas.
La paralización de las inversiones en Bolivia (país eminentemente minero) no sólo significa que se detiene la inversión de capitales en la minería, sino también ese problema tiene repercusiones en diversos niveles, ya que no se incrementa esa industria, el Estado deja de cobrar impuestos, las empresas no construyen caminos ni traen nuevas tecnologías para la producción y, en especial, no se crea fuentes de trabajo cuando en el país crece el desempleo.
Pareciera que, según declaraciones de algunas autoridades, por lo menos se tratará de reactivar el rico yacimiento de Mallku Khota por parte de COMIBOL con un aporte financiero. Sin embargo, esa posibilidad no sería viable, ya que se carece de conocimientos tecnológicos para ese emprendimiento, técnicas que sólo estaba en condiciones de aportar una empresa especializada, cuyas buenas intenciones ahora han quedado frustradas. Finalmente, el caso de Mallku Khota no es el único que se produce en el país y el efecto de su estatización ha determinado el alejamiento de otras inversiones.
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