Numerosas bandas criminales operan hoy en día desde el Cono Sur del continente americano hasta Estados Unidos y Canadá, la mayoría de las veces, en complicidad con autoridades encargadas de evitar violaciones a los derechos humanos, con lo que además de generar millonarias ganancias, socaban y ponen en entre dicho la capacidad de los Estados para garantizar su seguridad y la de sus gobernados.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay cerca de 12,3 millones de personas atrapadas en el trabajo forzoso, y sus víctimas más débiles son mujeres y niñas obligadas a prostituirse; inmigrantes que llenan vacantes en esquemas de servidumbre por deudas, y trabajadores retenidos en talleres o granjas en forma ilegal con escasa o ninguna compensación, publicado por Escenarios21.com.
Alrededor del mundo, las bandas del crimen organizado han aprovechado los vacíos legales, la corrupción de funcionarios y las carencias de millones de personas para lucrar con los sueños y las esperanzas de los más vulnerables, ya sea a través del tráfico de migrantes o por medio de la trata de personas.