Cuando fueron conocidos los resultados electorales de diciembre de 2005 y que determinaron la ascensión al gobierno del señor Evo Morales y su partido MAS, los primeros anuncios oficiales consistían en tratar de convencer a la población sobre “políticas de cambio” que se impondría para renovar estructuras morales y económicas que rigieron la vida del país.
La población, dividida entre escépticos y optimistas, creyó que los anuncios eran simple propaganda o, los otros que, cansados de viejas estructuras morales creían que efectivamente habrían cambios de antiguas prácticas que perjudicaron al país y que, en casos, lo sumieron en mayor pobreza y dependencia.
La verdad para el país fue que, pese a los constantes anuncios del régimen, si hubo cambios fue en determinadas prácticas de la política partidista y, sobre todo, la intención de pasar a un régimen socialista de extrema izquierda debido, se dijo, al fracaso del imperialismo y del capitalismo que “no trajeron nada más que pobreza y atraso al país”. Esos cambios son en su mayoría expresiones demagógicas porque nunca se trató de cambiar efectivamente los problemas que aquejaron desde siempre al país: corrupción y pobreza.
Desde la fundación misma de la República el año 1825, las políticas partidistas, impuestas por diversos grupos y en varios gobiernos, se impusieron en la vida nacional y, lo más importante que había que construir y de lo que había que tomar como programa esencial de la vida nacional y tener conciencia de país, no hubo. Los diversos gobiernos - constitucionales, de facto o totalitarios - expresaron siempre la urgencia de servir al país y no servirse de él; sin embargo, la práctica de los partidarios de esos gobiernos y las políticas del dejar hacer y dejar pasar, dieron lugar a que aumente la corrupción y, con ella, como parte de sus pecados y defectos, el nomeimportismo por los intereses nacionales.
Procesos con denominativos populistas abundaron: revolución nacional, proceso renovador, revolución liberadora, institucionalismos, imperio de la Constitución y las leyes, revolución restauradora, etcéteras interminables que duran hasta hoy. ¿Cuánto avanzamos? ¿Qué cambios efectivos hubo en la conducción de los intereses nacionales? ¿Cómo, cuánto y dónde se combatió a la corrupción? ¿Cuántos millones de dólares significó el cambio en los corruptos y en los corruptores que llevaron por las pendientes al país? ¿De qué sirvieron las “revoluciones liberadoras” cargadas de populismo, anarquía y dejadez?
El gobierno del MAS cayó, pues, en la misma pendiente y los cambios, pese a miles de anuncios, no se han producido y los graves yerros incrustados por la corrupción, el nomeimportismo, la ineficiencia, el contrabando, el avasallamiento de propiedades privadas, el aumento irresponsable de la burocracia pública, el uso indebido de las partidas presupuestarias, el mal desempeño funcionario en los tres Poderes del Estado y otros muchos extremos que atentaron contra los gobiernos, contra el mismo régimen actual y contra el país, ¿qué cambiaron y cuáles son sus beneficios? ¿Quién o quienes se animarían a decir que hemos avanzado y, así hayan habido fracasos económicos, por lo menos hemos corregido los males morales que han sembrado semillas de más pobreza, ineficiencia e inmoralidad contra el país han crecido y, en casos, se han institucionalizado? Sería constructivo que algún día se dé respuestas a preguntas que, desde siempre, espera el país.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |