Los héroes tienen cientos de anécdotas del “infierno verde”

Las historias que pueden contar los excombatientes de la Guerra del Chaco son innumerables, ellos tienen miles de experiencias que sintieron en carne viva, algunas son a veces trágicas y tristes y a veces un tanto graciosas, pero todas describen el territorio que denominan infierno verde.

“Hay unos árboles que tienen espinas, en ellas yo apoyaba mi fusil para liquidar a los paraguayos, una vez estaban siete argentinos, conversando, a los siete los maté, era muy injusto, la guerra era contra Paraguay y al ver que estábamos ganando se metieron Argentina y Uruguay, tuvimos que luchar contra los tres y nos hicieron retroceder hasta cerca de Charagua, cerca de Sucre y por ese sector se encuentran ahora los pozos petroleros de San Andita, Choreti y Camiri, gracias a un contingente proveniente del Beni que nos reforzó, gracias a ellos pudimos rescatar más de 60 kilómetros. Si no salíamos a dar la cara por Bolivia hubiera que pedir de rodillas que Paraguay nos venda los hidrocarburos”, expresó Manuel Monje, presidente de la Federación Departamental de Beneméritos.

“Estábamos siete, ocho hasta nueve días sin probar nada, ni agua ni ‘rancho’ por la lejanía del terreno, no debíamos hacer movimientos porque los paraguayos, con larga vistas, nos veían y disparaban su artillería, por eso teníamos que dejar lejos la comida, ni pensar en difundir el ruido del motor, nos llegaba la comida después de más de una semana como vinagre, amargo, así comíamos, daba ganas de asfixiarse con los alimentos fermentados, qué íbamos a hacer, teníamos que comer o morir de hambre”, contó el entrevistado.

“Una singular cañada fue el terreno donde murió un jugador del Strongest de apellido Buyeyin, los paraguayos acabaron con su vida en ese mismo lugar, cuando los oficiales se percataron de la pérdida decidieron que ese sector se denominaría Cañada Strongest, de ahí el popular nombre que sería territorio de cruentas batallas entre Bolivia y Paraguay”, expresó, por su parte, Rufino Salcedo, vicepresidente de la Federación de Excombatientes de la Guerra del Chaco.

“En una ocasión nos comunicaron que se habría declarado cese de hostilidades, pero fue falsa alarma, cuando verdaderamente hubo la figura yo no lo creí, de pronto vi a los oficiales bolivianos junto con los paraguayos, decidí dejar mi fusil y dirigirme a los enemigos para comprobar si ellos me matarían o no, mis compañeros no me querían dejar ir, lo hice igual, cuando me acerqué había un centinela de Paraguay y me acerqué a darle un abrazo, se quedó estático como un tronco, luego un oficial me invitó a su cuartel, en el recorrido pude ver que ellos no aguantaban ni un ataque más, su situación era crítica, llegué a su cuartel y me dio un tereré, que era un mate muy amargo, me abrazó y volví a mi trinchera”, recordó.