Comunarios gastan alrededor de Bs 540 en esta etapa de la siembra


Verónica Huanca, comunaria de Pomamaya Alto, ubicada en el Distrito 10 de la urbe alteña, aseguró que por cada hora de arado deben invertir cerca a Bs 90 en maquinaria pesada y en cada cinco surcos arados deben cancelar alrededor de 250 bolivianos en abono y pesticidas junto a Bs 200 en semillas, los cuales deben ser invertidos siempre y cuando exista una buena temporada de lluvia.

De acuerdo a la versión de Huanca, sólo una familia en la comunidad posee la maquinaría que es alquilada por los demás pobladores usándola desde tres hasta seis veces, dependiendo de la extensión de la tierra y de la dureza de la misma.

“En el caso de Pomamaya Alto, donde la tierra es dura como consecuencia de la falta de agua y la ausencia de un sistema de riego sostenible, las familias dedicadas al agro deben esperar las primeras lluvias con la finalidad de ablandar la tierra y evitar que se alquile la maquinaria por más tiempo y se erogue un gasto mayor”, afirmó.

Por su parte, Alberto Larico de la comunidad Chusamarca, aseguró que el movimiento de la tierra se realizaba antes sólo con ayuda de ganado, lo que generaba un doble y hasta triple trabajo para los campesinos. “No todos están en posibilidades de alquilar dicha maquinaría y en muchas comunidades campesinas sólo se cuenta con un tractor destinado a más de 50 familias, razón por la cual el precio del alquiler y el tiempo es limitado”, sostuvo.

“En muchas de las comunidades incluso debemos alquilar hasta ocho horas la maquinaria para el arado de una tierra, tiempo en que sólo se llega a arar bien una extensión de 20 ó 30 metros, que corresponde a menos de media hectárea, y en producto, puede generar hasta cuatro cargas del producto, cantidad que en muchos de los casos puede compensar la inversión efectuada en la siembra o dejar a los interesados sin ninguna ganancia en caso de que no se registre una buena temporada de lluvias”, detalló Larico.

De los elementos detallados por el comunarios de Chusamarca se debe tomar en cuenta, por ejemplo, el uso de abono y pesticidas, dos productos que deben ser utilizados con la finalidad de que las semillas y el desarrollo del producto no lleguen a afectar las plagas o la falta de químicos que cualifiquen los beneficios de la tierra.

“La tierra por sí sola no puede ser utilizada en el proceso de la siembra, porque como cada año de producción, algunas de las extensiones plantadas, incluso deben entrar a un año de reposo y sólo recibir abono en la fase de descanso. Mientras que en las extensiones de tierra que son empleadas para la siembra, una vez que son removidas, se coloca el abono y los pesticidas para que el producto se desarrolle con normalidad”, explicó.

En el caso del abono, los comunarios de Chusamarca llegan a mezclar dos tipos el natural (bosta seca de la vaca) con el abono artificial, la misma que tiene un valor desde Bs 120 por bolsa, es un químico que llega a nutrir la tierra, pero que por razones de costos son mezclados con el abono natural.

En cuanto a los pesticidas, los mismos tienen un valor de más de Bs 200 dependiendo del tipo y la cantidad empleada.

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