Un cortocircuito parece ser el origen de uno de los mayores siniestros de la historia del país surasiático. La fábrica Ali Enterprise, de material textil, en la ciudad de Karachi en el sur de Pakistán, fue consumida rápidamente por las llamas. En su interior se encontraban unas 1. 500 personas hacinadas en pésimas condiciones de trabajo.
Zakir Husain, parte del grupo de bomberos de Karachi, dijo a Efe que hay “al menos 90 muertos”. El jefe de bomberos, Ehtesham Salim estimó que existen más cuerpos dentro del local. La cifra aumenta conforme se van rescatando los cadáveres.
La fábrica, de unos 2 mil metros cuadrados, contaba con unos 1. 500 a 2 mil empleados hacinados y varios de ellos eran menores de edad. La mayoría de trabajadores lograron huir antes de que el lugar fuera envuelto en llamas.
Al sólo contar con una pequeña puerta de salidad, muchos optaron por saltar por las ventanas. Los rescatistas han atendido a muchos trabajadores con piernas y brazos rotos por los saltos.
Testigos dijeron que vieron a personas colgándose en las ventanas de los pisos superiores y otras saltando desde el techo para escapar de las llamas.